No mires arriba, la apuesta navideña de Netflix, avisa de la llegada de un meteorito del tamaño del Everest que impactará contra la Tierra en seis meses. Si esto ocurriera realmente mañana, ¿hay un plan para salvarnos?
Este es el argumento de No mires arriba: Kate Dibiasky (Jennifer Lawrence), estudiante de posgrado de Astronomía, y su profesor, el doctor Randall Mindy (Leonardo DiCaprio) descubren un cometa enorme que lleva rumbo de colisión directa con la Tierra. Impactará en seis meses. El comenta Dibiasky es más grande que el Everest y va a aniquilarlo todo. El problema es que cuando los científicos lo cuentan, nadie les hace demasiado caso (estreno el 10 de diciembre en cines y el 24 en Netflix).
La película es una sátira en la que la sociedad responde a la inminente destrucción de la vida sobre la Tierra con memes de gatitos espachurraos y teorías anticientíficas tan delirantes como que el meteorito no existe, aunque lo ven. Un clásico del negacionismo, igual que para un tropel de conspiranoicos no existía el cambio climático ni existe el coronavirus. Negar el mensaje científico empieza a ser una pesadísima costumbre.
Leonardo DiCaprio, el científico de No mires arriba, decía en la rueda de prensa internacional que convocó Netflix, la plataforma que ha producido la película, su compromiso con el mensaje del film:
“Mi personaje está basado en científicos reales que he conocido, principalmente científicos del cambio climático. Tratan desesperadamente de enviar un mensaje urgente, y tienen que luchar con lo que los medios de comunicación decidan que es lo importante. He intentado mostrar su frustración”, explicaba DiCaprio.
El cambio climático está ya sobre nuestras cabezas, el cometa colosal que nos aniquile como a dinosaurios aún no ha sido descubierto. Pero ¿podría aparecer mañana? ¿el cometa Diviasky podría ser real?
Sí, y mucho más grandes. La razón por la que se extinguieron los dinosaurios del planeta Tierra hace 65 millones de años fue el impacto de un cometa de 10 kilómetros de diámetro, más o menos el tamaño de Dibiasky. Provocó la extinción del 75% de las especies, entre ellas los dinosaurios. Concretamente cayó en la península de Yucatán (México), formando un cráter de 180 kilómetros de diámetro y 20 de profundidad.
El cometa de No mires arriba es un granito de arena en comparación con el descomunal Bernardinelli-Berstein, un cometa descubierto por un equipo de astrónomos de la Universidad de Pensilvania, este es real real. B-B mide 90 kilómetros de largo y 160 de ancho. El cometa se encuentra en la actualidad a unas 20 veces la distancia media entre la Tierra y el Sol, pero se calcula que en enero de 2031 esa separación se reducirá a la mitad. Si se confirma su tamaño, es el mayor cometa observado en el Sistema Solar en tiempos modernos.
La NASA ha encontrado cerca de 28.000 asteroides cercanos a la Tierra (NEA), añadiendo nuevos descubrimientos a un ritmo de unos 3.000 al año
Esta pregunta tienen siempre difícil respuesta, porque el número de cometas y asteroides que se detectan aumenta en función de la capacidad técnica para localizarlos. Este es un dato reciente de la NASA: «Hasta la fecha, los telescopios de sondeo que exploran continuamente el cielo nocturno han encontrado cerca de 28.000 asteroides cercanos a la Tierra (NEA), añadiendo nuevos descubrimientos a un ritmo de unos 3.000 al año». No es que ahora haya más que nunca, es que ahora hay tecnología que da con ellos.
Por ejemplo, QQ23 2006, un asteroide de 440 metros de altura, más grande que el Empire State Building, nos pasó a 7,4 millones de kilómetros en agosto de 2019. La distancia es enorme, sin embargo, entró en la clasificación de potencialmente peligroso.
Las agencias espaciales (no solo la NASA, sino también la Agencia Europea Espacial, ESA) monitorizan este tipo de cuerpos para calcular posibles cambios en su trayectoria. Se trata de los llamados NEO (Near Earth Object, Objetos Cercanos a la Tierra), que pueden pasar dentro de los 50 millones de kilómetros que rodean a nuestro planeta.
Se calcula que solo se tienen controlados el 0,05% de los NEO de entre 30 y 100 metros de longitud, mientras que tan solo conocemos el 0,01% de las rocas de menos de 30 metros que, aunque parezcan poca cosa, pueden hacer mucho daño. Por ejemplo: el meteorito que explotó sobre el cielo de la localidad rusa de Chelyabinsk y provocó más de 1.000 heridos y daños en centenares de casas tan solo medía 19 metros de diámetro.
En páginas como la del Centro JPL de la NASA o en el portal de NEOs de la ESA se puede comprobar en tiempo real las «amenazas» de estos objetos y la probabilidad de que su órbita coincida con nuestro paso.
En un momento de No mires arriba, el responsable de seguridad planetaria de la NASA se refiere al cometa Dibiasky como un Planet Killer, un Asesino de planetas. El » asesino de planetas» fue un nombre informal dado por Mr. Spock, de Star Trek, a una máquina automatizada y autopropulsada capaz de destruir planetas enteros.
En el caso de Star Trek se trataba de una nave destructora inteligente, no un cometa. Pero en los medios estadounidenses a menudo llaman Planet Killer a cometas o asteroides muy peligrosos, aquellos que harían añicos un planeta entero si impactaran contra él.
Cuando localizan a Dibiasky, mencionan que procede de la nube de Oort. Esa “nube” existe. La nube de Oort fue descubierta en 1950 por el astrónomo holandés Jan Hendrik Oort. Situada en los confines del Sistema Solar, más allá de Plutón, a casi un año luz del Sol, es una agrupación esférica de 100.000 millones de cuerpos hechos de rocas, hielo y polvo.
La nube de Oort se formó con los restos de gas y escombros que quedaron tras la formación del Sistema Solar, hace 4.600 millones de años. Muchos de los cometas que anidan en la nube de Oort son esos escombros, los mismos que forman el cinturón de asteroides entre Marte y Júpiter. Otros son rocas que proceden de estrellas cercanas. Cuando acababa de nacer el Sol, había alrededor de mil estrellas más en las cercanías. La nube de Oort pudo haber capturado cometas que originalmente pertenecían a esas otras estrellas.
En No mires arriba, el doctor Oglethorpe (Rob Morgan) es el jefe del Departamento de Defensa Planetaria de la NASA. Y sí, existe ese departamento de defensa planetaria, de hecho, la NASA lo presenta de un modo muy peliculero:
“Los dinosaurios fueron criaturas aterradoras. Algunos tenías gruesas escamas, dientes puntiagudos y, en muchos casos, reflejos tan rápidos como un rayo. Pero hay una cosa que no tenían: una oficina de defensa planetaria”
En este departamento de la NASA analizan rutinariamente el cielo en busca de signos de objetos potencialmente peligrosos. Cuando descubren uno, se emiten alertas a los observadores de todo el mundo para que las rocas espaciales no desaparezcan fácilmente en la oscuridad del espacio. Proyectos patrocinados por la NASA han descubierto el 98 por ciento del catálogo conocido de casi 15.000 objetos cercanos a la Tierra; asteroides y cometas cuyas órbitas periódicamente los traen dentro de un rango de aproximadamente 48 millones de kilómetros de la órbita de la Tierra.
Si un objeto gigante parece que va a estrellarse contra la Tierra, la humanidad tiene algunas opciones: martillarlo con una nave espacial lo suficientemente fuerte como para desviarlo de su curso, destruirlo con armas nucleares, tirar de él con un tractor de gravedad o incluso ralentizarlo usando luz solar concentrada.
Si alguna vez ocurre, la comunidad científica internacional tendrá que decidir si visitarlo con una misión de exploración primero o lanzar un ataque a gran escala de inmediato.
Un equipo de investigadores del MIT ha elaborado una guía, publicada en la revista Acta Astronautica, que recoge todas las misiones posibles, para ayudar a los futuros destructores de asteroides.
NASA y SpaceX han lanzado DART, la primera misión de prueba para defender el planeta Tierra. En septiembre de 2022 la nave de la misión DART alcanzará su objetivo e impactará contra un asteroide a 6 km por segundo.
DART es la primera misión a gran escala del mundo para probar tecnología para defender la Tierra contra posibles peligros de asteroides o cometas. Se lanzó a bordo de un cohete SpaceX Falcon 9.
DART impactará en un asteroide conocido que no es una amenaza para la Tierra. Su objetivo será desplazarlo, cambiar ligeramente la trayectoria del asteroide, de una manera que pueda medirse con precisión utilizando telescopios terrestres.
DART viaja al sistema de asteroides Didymos, que comprende un par de asteroides, e impactará contra la luna pequeña, Dimorphos, que tiene aproximadamente 160 metros de diámetro.
(Atención spoiler.) En un momento de No mires arriba, descubren que el cometa Dibansky es una mina de riqueza, está formado por minerales de tanto valor que incluso podrían acabar con la pobreza en el mundo. ¿Es esto posible?
El astrónomo y divulgador Neil Degrasse Tyson, dijo una vez que los primeros trillonarios de la historia serán aquellos que exploten, por primera vez, otro recurso natural: los asteroides.
En nuestra sociedad, las reservas de materiales necesarios para la construcción de baterías y componentes electrónicos como el cobalto, el níquel, el oro o el platino empiezan a escasear. También imprescindibles son los elementos llamados de tierras raras.
Los asteroides contienen una gran cantidad de minerales y metales preciosos mucho más accesibles que en la Tierra. De hecho, el oro que usamos para hacer joyas es fruto de los asteroides que bombardearon la tierra en su juventud.
Se estima que un solo asteroide de 30 metros puede contener metales preciosos por un valor de 30.000 millones de dólares y una roca de 500 metros el equivalente a la mitad de las reservas terrestres. Esto quiere decir que los asteroides con tamaños de kilómetros podrían superar en valor los billones de dólares.
Existen ya varias compañías mineras espaciales: Planetary Resources, Asteroid Mining Corporation o Trans Astronautica Corporation buscan el asteroide perfecto, y cuentan con inversores de primer nivel en una industria que transformará el universo.
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