Interpretar la estructura de las proteínas como notas musicales no siempre es agradable para el oído, con la ayuda de Chopin y otros compositores, las proteínas suenan ahora mucho mejor
Las proteínas son las moléculas básicas que forman los organismos vivos, pero ¿cómo suenan? Los científicos ya convirtieron el año pasado la estructura del coronavirus en música. Los intentos anteriores de asociar sonidos a la estructura de las proteínas han dado como resultado un ruido insoportable. Sin embargo, un estudio publicado recientemente en la revista Heliyon muestra cómo se pueden componer “canciones de proteínas” para popularizar su conocimiento, que además tienen un sonido muy agradable.
Así suena la proteína que compone el receptor de la hormona oxitocina:
Si te parece que suena a música clásica, tienes toda la razón. Los investigadores han utilizado el estilo de Frédéric Chopin, Johanes Brahms y Franz Schubert para convertir las estructuras de las proteínas en melodías con mayor musicalidad.
Para la creación de melodías únicas a partir de la estructura química de las proteínas, un algoritmo asoció ciertas frases musicales a secuencias de aminoácidos. El algoritmo incorpora elementos específicos como el tamaño y la posición de los aminoácidos, y los hace corresponder con estructuras musicales para producir la canción de la proteína.
En concreto usaron el tono, la duración, las octavas, los acordes, la dinámica y el tema principal de cuatro piezas de la era romántica de la música clásica:
«Elegimos el estilo musical específico de Fantaisie-Impromptu ya que se caracteriza por la libertad expresiva que pensamos que complementaría la forma en que las proteínas regulan gran parte de nuestras funciones corporales, incluido nuestro estado de ánimo», aclaró el coautor del estudio Peng Zhang, de la Universidad Rockefeller de Nueva York.
La mayoría de las 18 proteínas musicalizadas regulaban funciones como las emociones, la cognición o el rendimiento humano
Asimismo, varias de las proteínas del estudio han sido elegidas por sus similitudes con la estructura de Fantaisie-Impromptu. La mayoría de las 18 proteínas probadas regulaban funciones como las emociones, la cognición o el rendimiento humano.
Yu Zong Chen, de la Universidad Nacional de Singapur y autor principal del estudio, explica que para encontrar el emparejamientos óptimos, asignaron el tamaño de un aminoácido a la longitud de la nota, de modo que un aminoácido más grande corresponde a una longitud de nota más corta.
Los expertos concluyen que la musicalidad de las melodías de las proteínas ha mejorado bastante con este método. Ahora ya sabemos cómo suenan la proteínas.
REFERENCIA
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