Un reciente estudio realizado por Robert Schofield, profesor de física de la Universidad de Oregon, descubrió estudiando las hormigas cortadoras de hojas, que cuando estas envejecen y sus mandíbulas ya no tienen la suficiente fuerza, abandonan esta tarea y se dedican exclusivamente al transporte. Es decir, las hormigas también se jubilan.
De acuerdo con el equipo liderado por Schofield, esto prueba que pese a ser animales sociales, en las colonias de hormigas los individuos también cuentan y pueden desempeñar un trabajo eficaz y necesario cuando sus cualidades primarias disminuyen.
Claro que lo de disminuir es una metáfora: las hormigas “transportistas” son capaces de cargar hasta 50 veces su propio tamaño y peso en forma de hojas que serán las que alimenten a la colonia. Pero cuando sus mandíbulas se desgastan cortar las hojas les toma el doble de tiempo y de energía que a aquellas que acaban de nacer.
“Hemos descubierto que las hormigas con las mandíbulas más deterioradas – señala Schofield – y aquellas que las tenían totalmente desgastadas, el diez por ciento del total, transportaban en lugar de cortar. Esto muestra la ventaja de ser un insecto social frente a un insecto solitario, porque una hormiga que no pudiese usar más con sus mandíbulas y fuera solitaria habría muerto».
Juan Scaliter
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