Los caballos de carreras no pueden distinguir bien los obstáculos colocados en las pistas de los hipódromos. Esa es la conclusión a la que ha llegado un estudio realizado por un equipo de la Universidad de Exeter. Y la causa es el color.
Dichas vallas suelen estar pintadas de naranja, pero los equinos no distinguen ese color. Lo ven parecido al verde, y eso hace que se confunda fácilmente con el de la hierba del hipódromo. Tal y como explican los investigadores, los caballos solo tiene dos tipos de conos en sus ojos, frente a los tres que tenemos los humanos. Por eso, solo distinguen bien los colores amarillos y azules, pero confunden los rojos y los verdes.
Además, explican que los detalles que una persona puede distinguir a una distancia de nueve metros, un caballo no los distingue bien a tan solo seis. Por eso, necesita estar un 50% más cerca para poder hacerlo.
Los investigadores probaron a pintar las vallas de los obstáculos de amarillo, y comprobaron que los caballos saltaban de manera diferente, con más decisión y seguridad aún de la que suelen mostrar los animales bien entrenados. Por eso, creen que pequeños cambios como este pueden ayudar a mejorar a seguridad en los hipódromos.