La exitosa adaptación de los macacos de cara roja al clima de montaña del norte de Japón, donde la nieve cubre el suelo durante meses, los ha convertido en los primates no humanos que más cerca del polo pueden vivir. Uno de los motivos que explican que no hayan abandonado la zona es que el invierno es más llevadero en sus aguas termales, que alcanzan unos 35 ºC.
Con temperaturas ambientales que descienden hasta -7 ºC, los monos no dudan en aprovechar el cálido regalo de la naturaleza, lo que implica que las inmersiones sean más cortas en verano. En todo caso, el ritual es más breve que los baños relajantes que tomamos las personas en cualquier estación. Según un estudio, el tiempo máximo que los macacos japoneses dedican al baño es, de media, de algo menos de 3,5 minutos por día. Y el anhelo de relajarse en el húmedo aliento de la Tierra no es el único factor que regula su tiempo de spa.
La fotografía deja claro que las abluciones son una actividad social, y el estatus de cada ejemplar juega un papel crucial en la duración de los baños: las hembras dominantes los toman más largos, pues llegan a ocuparles hasta casi cinco minutos al día.