Por mucho que hayas escuchado en otros medios de comunicación, no tenemos a un nuevo Jonás tragado por una ballena y vomitado en una playa cercana. Es imposible que un cetáceo de esta especie, rorcual de Bryde, que apenas tiene un esófago al que le cabe una pelota de baloncesto fuese capaz de engullir de una pieza a un submarinista, llevárselo en su panza durante varios minutos para luego dejarlo sano y salvo en tierra firme. La historia es más sencilla, pero no vamos a negarlo, bastante impactante. Sobre todo porque no todos los días ocurren estas situaciones en el océano. Vayamos al grano…
Rainer Schimpf es un fotógrafo de 51 años especializado en vida salvaje que trabaja en Puerto Elizabeth (Sudáfrica) como guía de buceo para tours en la zona. Aquí es muy habitual presenciar en diferentes épocas del año la mayor migración animal del hemisferio Sur: focas, delfines, ballenas, tiburones… se juntan en una especie de carretera oceánica, y Schimpf está ahí para documentarlo desde hace 15 años. Pero esta vez, en lugar de que los animales grandes se comieran a los chicos, él estuvo a punto de formar parte del «festín» de una ballena que abrió la boca para que entrara en ella su comida del día.
El fotógrafo estaba tratando de hacer una toma cercana de un tiburón en mitad de un banco de sardinas cuando, de un momento a otro, comenzó a ver todo negro: «Todo se volvió oscuro y lo siguiente que sentí fue una gran presión en mi cadera». Sabía cuál era la situación y en los pocos segundos que estuvo atrapado el único miedo era que el cetáceo no llegase a soltarle y le llevara a la profundidad. Sus deseos se cumplieron y la ballena le soltó de su boca, seguramente al darse cuenta de que no era un delfín o algo que pudiera llevarse a su estómago: «Noté cómo giraba y sentía menos presión hasta ser liberado de su boca». Sería interesante saber quién tenía realmente más miedo en ese momento, si él o la propia ballena.
Lo gracioso de todo esto es que cuando consiguió salir indemne lo primero que le vino a la mente fue: «Oye, ¿habréis captado el momento, no?». Es lo que tiene vivir en una época de redes sociales y postureo… ¿Alguien se anima a ser «engullido» de nuevo? Más de un influencer se apunta seguro. Aquí podéis ver todo lo que ocurrió…
Fuente: Bancroft Animals