Seguro que a menudo te preguntas qué puedes hacer por el cambio climático que de verdad marque una diferencia. A poco que estés mínimamente concienciado ya habrás intentado utilizar menos plástico o reducir el consumo de carne en tu dieta pero, ¿de verdad el cambio de una sola persona puede notarse globalmente? ¿Sin un cambio real en el sistema económico y de consumo es posible hacer frente a este problema?
La realidad es que pequeños cambios son necesarios y sin conciencia de la ciudadanía sobre el problema es imposible una solución. Pero son los gobiernos y las empresas las que tiene que tomar medidas para frenar el desastre ambiental. Estas son algunas sugerencias para ayudar a construir un nuevo sistema que mejoraría el planeta y las vidas de las personas.
Darle menor importancia al crecimiento económico
El hecho de que el PIB sea la medida estándar del progreso de un país ha sido cuestionado con frecuencia. Para lograr el crecimiento del PIB debemos consumir más productos; para obtener esos productos, hacen falta materias primas y energía, y con frecuencia resultan en un desperdicio excesivo cuando se desechan.
El crecimiento económico no es necesariamente malo, pero centrarse únicamente en él sí lo es. Debemos adoptar otras medidas de bienestar social, como el Índice de Desarrollo Humano y el Indicador de Progreso Real, que combinan las ganancias financieras con beneficios no de mercado, como la salud o una menor degradación ambiental.
Impuestos más altos y transporte público
La subida de impuestos en productos dañinos para el medio ambiente no son efectivos si no se proponen otras opciones desde la administración. De nada sirve gravar combustibles fósiles, carnes rojas o viajes aéreos si las alternativas sostenibles no están disponibles y subvencionadas.
Esto permitiría un transporte público subsidiado y confiable, esquemas de uso compartido de automóviles para permitir el uso ocasional de automóviles, alquiler de bicicletas y subsidios para vegetales frescos y alternativas de carne, todo lo cual ayudaría a las personas a hacer una transición más fácil a un estilo de vida más saludable para el planeta.
Trabajar menos
Esto puede sonar extraño, pero tiene sentido. Desde una perspectiva ambiental, trabajar menos, ya sea una semana de cuatro días o solo una parte del año, tiene muchos beneficios. Menos desplazamientos al trabajo, más tiempo para cocinar alimentos saludables y más tiempo para tomar vacaciones, sin la necesidad de volar.
Piensa localmente
Tienes que estar verdaderamente concienciado para identificarte con problemas ambientales como la deforestación en Asia causada por el consumo de aceite de palma o la del Amazonas para las granjas de ganado. Pero si hablamos de que comprar productos cultivados en tu país o en tu comunidad reduce tu huella ambiental y favorece sus economías (y por ende, la tuya), la cosa empieza a cambiar.
Esta es la razón por la que, para enfrentar realmente el cambio climático, debemos pensar localmente y comprender el impacto de nuestros comportamientos en nuestras comunidades. La agricultura, la producción de energía y la eliminación de residuos son ejemplos obvios.
Aprende a cuidar la naturaleza
Hay una desconexión enorme del mundo natural. Especialmente en círculos académicos y de políticas con la monetización de la naturaleza a través de los servicios de los ecosistemas y cómo contribuyen al bienestar humano, al proporcionar alimentos, agua, madera y medicamentos, por ejemplo. Esto es, se pone un precio a la naturaleza, al definir los recursos de la Tierra como capital natural.
Necesitamos apreciar la naturaleza por lo que es y protegerla. Hacer más hincapié en asignaturas como Ciencias Naturales en las escuelas es un buen comienzo.
La protección, restauración y reconstrucción de los ecosistemas a gran escala también mejorará la biodiversidad, almacenará carbono y reducirá la contaminación, tres de los principales límites planetarios ambientales, o límites ambientales seguros, que hemos superado en gran medida.
No confiar exclusivamente en los avances tecnológicos
Los avances tecnológicos como las energías renovables, los vehículos eléctricos y las ciudades inteligentes son pasos importantes para reducir nuestras emisiones de carbono. Pero no son la única solución al cambio climático. La fabricación de baterías de iones de litio o los paneles solares también tiene un coste ambiental. De la misma manera que cambiar tu coche a un eléctrico es probable que tenga una mayor huella de carbono a corto plazo que conducir tu vehículo de gasolina actual.
Por esta razón, los avances tecnológicos deben utilizarse junto con los cambios en el estilo de vida si queremos transformar nuestra sociedad a una más justa ambiental y socialmente hablando.
Evidentemente esta no es la lista definitiva para cambiar el mundo, pero es un buen punto de partida para empezar a tomar medidas y tomar conciencia sobre qué exigir a nuestros gobiernos y qué exigir a las empresas con las que trabajamos o nuestra forma de consumo para vivir en un mundo más justo con las personas y con el medio ambiente.
Fuente: The Conversation