A principios de año, los buzos que vigilan los arrecifes de coral cerca de St. Thomas, en las Islas Vírgenes, advirtieron unas alarmantes lesiones blancas alimentándose del colorido tejido de los laberínticos corales de Flat Cay. Son lesiones causadas por una enfermedad mortal, bastante desconocida, que se está expandiendo imparable por el Caribe.
Un día después de su observación, algunos corales ya había muerto y solo quedaban sus esqueletos blancos. Otros languidecieron durante las dos semanas siguientes y, en solo cuatro meses, más de la mitad del arrecife había desaparecido. El principal sospechoso es la enfermedad conocida como SCTLD o por su apodo skittle-D. Se trata de una infección descubierta en Florida en 2014 y es responsable de lo que algunos científicos consideran uno de los brotes más mortíferos jamás registrados.
Lo que aún desconocen los investigadores es si la enfermedad es viral, bacteriana o alguna otra mezcla microbiana. Cualquiera que sea la causa, está aniquilando a toda la especie, dice la ecologista de corales Marilyn Brandt, que lidera desde la Universidad de las Islas Vírgenes un equipo científico que trata de abordar el brote desde múltiples ángulos de investigación.
Los brotes anteriores de otras enfermedades del coral cerca de St. Thomas ya habían reducido el coral hasta la mitad. “Esta nueva enfermedad ya ha causado la misma cantidad de daño en la mitad de tiempo”, comenta Brandt, quien asegura que la preocupación es seria. Aunque los arrecifes de coral ocupan menos del 2% del fondo marino, juegan un papel crucial en el ecosistema y sostienen alrededor de un cuarto de las especies de los océanos.
En el sureste de Florida esta misma enfermedad ha sido tratada por un equipo de la bióloga marina Karen Neely, de la Nova Southeastern University en Fort Lauderdale, con un desinfectante y una pasta de amoxicilina, que parece curar las lesiones. Los investigadores han usado esta medicina en casi 1.200 colonias desde enero, aunque no han podido impedir la aparición de nuevas lesiones. La efectividad del antibiótico sugiere que la enfermedad podría ser bacteriana, según Brandt. “Pero podría tener orígenes virales, en cuyo caso la pasta trataría un síntoma, no la causa”.