El premio Fundación BBVA Fronteras del Conocimiento 2012 en la categoría de cambio climático ha recaído en la estadounidense Susan Solomon, actualmente catedrática en el Instituto de Tecnología de Massachusetts (MIT). El jurado ha querido reconocer con este galardón que “ha contribuido, a través de sus investigaciones y su liderazgo, a salvaguardar nuestro planeta” y constituye “un ejemplo del uso de la ciencia para el bien común”.
Los trabajos de investigación de Solomon, desarrollados durante más de 30 años, nos han ayudado a entender cómo nuestras acciones influyen en la química de la estratosfera y provocan en ella modificaciones duraderas que transforman de forma decisiva los patrones climáticos.
A los 23 años comenzó a estudiar la destrucción de la capa de ozono sobre el hemisferio sur de nuestro planeta y explicó que se debía a unos componentes de los refrigerantes y aerosoles llamados clorofluorocarbonos (CFC). Su teoría defendía que los CFC liberados en todo el mundo llegaban a los cristales de hielo estratosféricos situados sobre las regiones polares y provocaban en ellos unas reacciones químicas que destruían el ozono. Para comprobarlo, dirigió dos expediciones a la Antártida, durante los inviernos de 1986 y 1987 y consiguió, a -50ºC, las muestras atmosféricas que validaban sus investigaciones.
A raíz de este descubrimiento, la población se concienció, la clase política internacional firmó en 1987 el Protocolo de Montreal y los frigoríficos y los botes de laca o desodorante se transformaron definitivamente para reparar el daño medioambiental. Quedaba así demostrado que el conocimiento científico puede cosechar a medio plazo beneficios para todo el planeta. Más tarde, la profesora demostraría también que, además de potenciar nuestro riesgo de cáncer de piel, la pérdida de ozono ha cambiado los patrones de vientos y precipitaciones de todo el hemisferio sur.
En la misma línea de relacionar la actividad humana y las condiciones climáticas que determinan nuestra existencia, Solomon llamó la atención de la comunidad internacional sobre el hecho de que algunos de los impactos derivados de las emisiones de CO2 pueden ser potencialmente irreversibles. Durante la rueda de prensa celebrada esta mañana, explicaba en conexión telefónica que “este es el único gas de efecto invernadero cuyo impacto resulta irreversible durante mil años. Por eso tenemos que seguir trabajando para resolver el problema de la energía, preocuparnos por el desarrollo tecnológico e implementar políticas tecnológicas lo más pronto posible”.
Esa apuesta por la tecnología resulta especialmente urgente porque “hay 6 billones de personas que quieren desarrollarse y si lo hacen con energía de combustibles fósiles, como lo hemos hecho nosotros, el planeta va a tener un problema grave”. En su opinión, los países a los que mejor se les da la innovación deberían liderar los avances tecnológicos” para encontrar juntos una vía alternativa.
Actualmente, la profesora está investigando la posible pérdida de ozono sobre el Ártico, un tema de investigación muy importante cuyas razones se desconocen, aunque “una de ellas podría ser que los inviernos árticos, cuando son fríos, son más fríos en la estratosfera de lo habitual hasta hace unos años. Esto es muy importante, porque cuanto más se enfríe la estratosfera ártica, más se parecerá a la antártica”.
En cuanto a su actividad docente en el MIT, Solomon ha destacado que acaba de comenzar un curso en el que compara cómo se han gestionado problemas medioambientales del pasado, para que sus alumnos adquieran herramientas con las que enfrentarse a los retos del presente y el futuro.
Susan Solomon recibirá el premio Fronteras del Conocimiento, dotado con 400.000 euros, un diploma y un símbolo artístico, en la ceremonia de entrega que tendrá lugar en Madrid el próximo 20 de junio.
Durante el anuncio del premio, el presidente del jurado y director del Instituto Max Planck de Meteorología, Björn Stevens, ha destacado que este galardón “se está convirtiendo en uno de los momentos estelares del año en el mundo de la ciencia climática, ya que no existe ningún otro premio como este en ninguna parte” y ha agradecido a la Fundación BBVA y su director, Rafael Pardo, “la visión para reconocer cómo la ciencia va evolucionando y cambiando y cuáles de sus categorías nuevas adquieren relevancia para la sociedad”.
Pilar Gil Villar
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