Tranquilos. La investigación, cuyos detalles se publican hoy en Evolution, no tiene como objetivo diseñar rebaños de ‘dino-pollos’ híbridos o de resucitar dinosaurios Al menos eso es lo que afirma Bhart-Anjan Bhullar, paleontólogo de la Universidad de Chicago y de Harvard y uno de los autores del trabajo. «Nosotros nunca vamos a traer a la vida a un dino-pollo real o lo que sea _ asegura Bhullar –. Lo que queremos es determinar cómo los hocicos se convirtieron en picos. Es decir, cómo los dinosaurios evolucionaron en aves hace más de 150 millones de años.”
La transición de los dinosaurios a las aves fue muy compleja, sin características anatómicas específicas que diferencien las primeras aves de sus ancestros, los dinosaurios carnívoros. Pero en las primeras etapas de la evolución de las aves, los huesos individuales que formaban el hocico en los dinosaurios y reptiles – llamado el premaxilar – crecieron y se unieron para producir lo que ahora es el pico. «En lugar de dos pequeños huesos en los lados del hocico, como todos los otros vertebrados, se fusionó en una sola estructura”, aclara Bhullar.
Para entender mejor cómo estos huesos podrían haber fusionado, un equipo dirigido por Bhullar y Arhat Abzhanov, biólogo evolutivo de la Universidad de Harvard, analizó el desarrollo embrionario de los picos en los pollos y los emúes y de los hocicos en caimanes, lagartos y tortugas. El razonamiento era que los hocicos de reptiles y dinosaurios se desarrollan a partirdel premaxilar de manera similar, y que las vías de desarrollo que forman el hocico se alteraron en el curso de la evolución de las aves.
El equipo descubrió que existen dos proteínas que configuran la evolución de la cara: FGF y Wnt. Y ambas se expresan de manera diferente en los embriones de aves y reptiles. En los reptiles, las proteínas se activan en dos áreas pequeñas en la parte del embrión que se convierte en la cara. En las aves, por el contrario, ambas proteínas se expresan en una región más amplia. Para Bhullar la actividad de estas proteínas contribuyó a la evolución del pico de las aves.
Para probar esta teoría, el equipo añadió bioquímicos que bloquearon la actividad de ambas proteínas en docenas de huevos de pollo en desarrollo. Aunque no hicieron eclosionar los huevos, porque esto no estaba escrito en el protocolo de investigación aprobado, sí pudieron ver el esqueleto. En algunos embriones, los premaxilares estaban parcialmente fusionados, mientras que en otros los dos huesos eran distintos y mucho más cortos. Mediante un escáner de tomografía computarizada, descubrieron que algunos cráneos se parecían más a los antiguos Archaeopteryx o a los Velociraptor, que a los pollos no modificados.
Inspirado en este hallazgo, el paleontólogo Jack Horner, de la Universidad Estatal de Montana, adoptará también un enfoque genético para imbuir a los pollos con colas como dinosaurios.
Juan Scaliter
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