Sabemos que a los perros también les salen canas por culpa del estrés, que sueñan con nosotros mientras duermen, que comprenden la terrible pérdida de sus dueños, que pueden ver la televisión como nosotros, que su corazón está sincronizado con el nuestro, que entienden lo que decimos y que incluso saben cómo nos sentimos cuando nos miran a la cara. Lo que desconocíamos, es que también adquieren rasgos propios de nuestra personalidad.
Según un estudio que publicó un grupo de investigadores de la Universidad de Viena en la revista PLoS ONE en 2017, la idea de que un perro adquiere la personalidad de su propietario acaba de recibir apoyo científico. Según los científicos australianos, los perros pueden reflejar la negatividad y la ansiedad de sus propietarios. De la misma forma, los perros que son relajados y agradables, también pueden transmitir esta actitud a los seres humanos, lo que tal vez pueda ayudar a sus dueños a lidiar con el estrés.
Para llegar a estas conclusiones, los investigadores sometieron a más de 100 perros y sus respectivos dueños a varias pruebas, incluyendo la medición de la frecuencia cardíaca, su respuesta a la amenaza y muestras de saliva con el fin de medir los niveles de cortisol, un marcador del estrés. Después, se evaluó a los propietarios por cinco grandes sellos distintivos de la personalidad: neuroticismo, extroversión, apertura a nuevas experiencias, amabilidad y escrupulosidad. También se hizo lo mismo con los perros.
Según Iris Schoberl, autor principal de la investigación, «nuestros resultados muestran que los perros y los dueños son díadas sociales (pareja de dos seres estrecha y especialmente vinculados entre sí) y que se retroalimentan entre sí, influyendo en su comportamiento». Es decir, los perros son sensibles a los estados emocionales de sus propietarios y pueden reflejar sus emociones.
Fuente: BBC