Siempre que aparece un delfín joven muerto, se le practica una necropsia para descubrir las cusas del fallecimiento. Aunque en el caso de este ejemplar encontrado en una playa australiana, la razón parecía clara, ya que el cetáceo tenía un pulpo atragantado en su boca.
Los cefalópodos forman parte de la dieta habitual de los delfines, siempre que no sean demasiado grandes. Pero, el tamaño de este era mayor de los que suelen comer. Según los biólogos que han realizado la autopsia, el delfín podría haberse tragado al pulpo si lo hubiera masticado bien, pero no fue el caso. Aunque la cabeza de la presa estaba parcialmente masticada, los tentáculos aparecieron intactos. Además, se habían introducido en su garganta, atascando la epiglotis y la laringe.
El resultado fue que el animal no pudo respirar. De hecho, cuando los biólogos retiraron los tentáculos, salió todo el aire que estaba acumulado en los pulmones de delfín. Así que el veredicto fue: muerte por asfixia sin ahogamiento.
Vicente Fernández López
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