Las hembras de oso pardo suelen parir en el mejor de los casos una vez cada dos años. Y el tiempo que las crías pasan junto a sus madres suele ser aproximadamente de un año y medio. Pero un equipo de la Universidad de Sherbrooke, en Canadá, acaba de descubrir que este ciclo se está alterando y, actualmente, el tiempo de crianza en esta especie se está alargando hasta los dos años.
La causa de este fenómeno es la caza. Y es que, tal y como ha revelado el estudio, en las zonas en las que la amenaza de los cazadores es mayor, es dónde las hembras de oso están haciendo que las crías pasen un año más con ellas, ya que de esta forma aumenta su seguridad. Pero eso significa también que el ciclo reproductivo se alarga, y las hembras tardan más años en alumbrar una nueva camada.
Se trata de un mecanismo totalmente opuesto al de otras especies, como los peces o los jabalíes, que ante la amenaza de la pesca o la caza, aumentan la velocidad de sus ciclo reproductivo, y también el número de crías en cada alumbramiento. Pero, ¿por qué con los osos sucede lo contrario? Los investigadores creen que para esta especie puede ser más beneficioso distanciar el tiempo de su ciclo reproductivo, y así reducir el gasto energético que conlleva para la hembra quedarse preñada y alumbrar de nuevo.
Fuente: SINC.
Vicente Fernández López
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