Se trata de una voz de alarma de la que quizá no lleguemos a ser conscientes del todo. La noticia ha saltado a los medios cuando la Local Government Association, que representa a los consejos de administración de Reino Unido y de Gales, ha asegurado que solo un tercio de los envases de comida que se tiran a la basura pueden ser reciclados de forma adecuada, mientras que el resto resulta casi imposible. Según un análisis realizado en el país, de las 525.000 toneladas que se registran a lo largo de un año, solo 169.000 pueden llegar a ser recicladas completamente. De hecho, culpa a los productores por usar un cierto tipo de polímeros, algunos de ellos de mala calidad, que hace que este proceso sea aún más peligroso.
[image id=»97811″ data-caption=»» share=»true» expand=»true» size=»S»]Por ello, alertan de que pequeños cambios pueden representar un gran avance en este sentido. ¿Sabíais que si los envases de comida precocinada son de color negro, se convierte en el peor material para poder reciclar? Resulta que los escáneres que analizan la basura y permiten la separación de plásticos, justo tienen un “ojo ciego” para este tipo de envases. No son capaces de detectarlos de forma adecuada, por lo que se pierden en la cadena de reciclaje a la hora de su transformación. Por ello, apuntan que un simple cambio como ponerles otro color supondría una mejora considerable. Pero claro, ¿cuál es el problema? La única razón por la que se usa este color es para que la comida resulte atractiva a los ojos, así que todo dependerá del cambio que hagan las propias empresas en este sentido.
Otro punto en el que piden mejoras es que se avise al consumidor del tipo de plástico que se usa para contener la comida que ha comprado y si es posible que se reciclen o no. Desde la LGA apuntan que no tiene sentido que haya envases que se tiren al contenedor de reciclaje si finalmente no van a poder llegar a pasar por ningún proceso de transformación favorable para el medio ambiente. Incluso, también apuntan que el propio consumidor podría llegar a decidir, en última instancia, qué productos comprar o no basándose en si se el envase se puede o no reciclar. Así que esperan que si la industria no reacciona en este sentido, sean los propios gobiernos locales quienes muevan ficha, de manera que tuvieran un servicio donde poder dejar plásticos que no pueden ser reciclados, para que no se mezclen con aquellos a los que se les puede dar otra vida.
Fuente: BBC
Alberto Pascual García
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