Objetivo: contaminación cero. El propósito es muy ambicioso, pero no imposible porque ya hay algunas start-ups que nos permiten eliminar para siempre nuestra huella de carbono. Y, lo mejor, ganar dinero con ello.

Vicente Cano es uno de esos tipos que no para. Continuamente está husmeando posibilidades para ver cómo se puede mejorar el entorno en el que vivimos. Hace ya años que su vinculación con el mundo del automóvil le llevó a estudiar diferentes ideas para reducir nuestra huella de carbono, esa que cada uno de nosotros vamos dejando atrás cuando comemos, nos aseamos… o conducimos.

De esa preocupación mediambiental surgió un proyecto que bajo el nombre de ForestBank permite eliminar la huella personal de carbono a coste cero Sí, gratis.
La propuesta no es baladí. Solo el transporte es responsable del 15% de los gases de efecto invernadero que se producen en el planeta. Por supuesto, nadie está obligado a eliminar su huella de carbono. El Acuerdo de París de 2015, suscrito por 197 naciones, no estableció penalizaciones para los gobiernos que incumplieran sus compromisos. Quizá porque solo dos pequeños estados, Surinam y Bután, tienen economías neutrales en CO2.

Buenos propósitos y mucha dilación
Alemania, Islandia, Austria y Suecia se comprometieron, tras la COP26 de Glasgow, a alcanzar ese mismo objetivo en 2045; España, en 2050. ¿Por qué no antes? Todos han relegado a la próxima década los deberes más difíciles de hacer, pero según la organización The Global Carbon Project, las emisiones deben reducirse en un 50% de aquí a 2030, apenas ocho años, si queremos evitar que la temperatura del planeta se incremente en más de 1,5 grados respecto a la era preindustrial.

La responsabilidad es de todos, también del mundo del automóvil. El granito de arena por parte de las multinacionales del motor viene de la mano de la movilidad eléctrica. Las ventas de coches a pilas experimentaron un crecimiento del 34% en 2021 respecto al año anterior; un porcentaje que sin duda seguirá creciendo aunque quedan todavía muchos temas por resolver como el reciclaje de las baterías o la obtención realmente verde de la electricidad que utilizan esos coches.

¿Eres un ecoansioso?
El pesimismo es patente hasta el punto de que la palabra ecoansiedad, aunque todavía no está catalogada como enfermedad, se ha colado en las consultas de los expertos en salud mental. El 57% de los psiquiatras de Reino Unido ya atienden a personas que somatizan su miedo ante las consecuencias de la huella de carbono que están dejando en el planeta.

La gran mayoría de los ecoansiosos tienen una edad comprendida entre los 15 y los 26 años. Es decir, la generación de los ‘centenials’, los próximos consumidores-trabajadores. De momento, ya están modificando sus hábitos y adoptando nuevas formas de movilidad como el car sharing, el renting o las plataformas de vehículos con conductor bajo demanda. Son ellos, los jóvenes de este colectivo, los que ya se han fijado en iniciativas como la de ForestBank, pero no los únicos. Varias start-ups españolas con esta vocación medioambiental están también acaparando la atención de ecologistas e inversores.

Algunas pistas para reducir tu huella de carbono
The Good Goal es una app que te guía a través de consejos con los que podrás alcanzar objetivos como reducir tu huella de CO2, el consumo de agua o el de plásticos. Arrancaron en 2021 y ya tienen 25.000 usuarios. También está Encantados de Comerte otra start-up española que lucha contra el desperdicio de comida. Su sistema se basa en lotes que restaurantes y otros establecimientos ponen a disposición de los usuarios con hasta un 70% de descuento; fue clasificada por la ONU en 2021 como una de las 50 mejores start-ups del mundo por su capacidad para mejorar los sistemas alimentarios.

ForestBank, The Good Goal y Encantados de Comerte son solo algunos ejemplos de que algo está cambiando en la forma en cómo tratamos de reducir nuestra huella de carbono. De media, en torno al 30% del CO2 que producimos se debe a la movilidad; alrededor de un 40% a actividades domésticas; y en el 30% restante están factores como qué tipo de alimentos consumimos o la industria textil.

Emisiones de más de siete toneladas de CO2 por persona
Cada español, de media emitimos 7,5 toneladas de CO2. Para reducirlas, el mundo empresarial ya se ha puesto las pilas. Apple y Microsoft han anunciado que van a extraer de la atmósfera todo el CO2 que han producido desde su fundación, mientras que Repsol asegura que será carboneutral en 2050.Como ellas, muchas otras empresas, incluidas las del automóvil, han declarado propósitos similares. Aquí es donde las start-ups basadas en gigantescos proyectos forestales y enfocadas al mundo empresarial, como CO2Revolution o Retree, tienen mucho que hacer y decir.

El siguiente reto es ahora trasladar todo eso al sector privado. A cada uno de nosotros. Y hacerlo, además, de manera que a la larga, no te cueste dinero. Ese al menos es el planteamiento que Vicente Cano hace con Forest Bank. «Nuestro objetivo no pasa solo por eliminar la huella de carbono personal, sino también devolverle el dinero aportado inicialmente a nuestros usuarios».

El planteamiento de ForestBank pasa, en primer lugar, por calcular la huella de carbono de una persona. En función de ello, realiza la plantación una serie de árboles para que absorban todo el CO2 que ese ciudadano emite cada año. Hasta aquí todo normal. La diferencia respecto a otras propuestas es que ForestBank actúa como si de un fondo de inversión se tratara, pero con árboles. Eso quiere decir que repartirá con sus usuarios y las comunidades locales los beneficios económicos de los árboles plantados. En el caso de los clientes, esta devolución solo llegará hasta recuperar el 100% de lo gastado en ser cero CO2. El resto, si hay beneficio, Forest Bank promete reinvertirlo en su objetivo a largo plazo: masificar la reforestación.
Es posible vender los bonos del carbono que tengas a tu favor y sacar rentabilidad a tu conciencia medioambiental
ForestBank basa su estrategia en varios pilares. Por un lado, al dar pautas de comportamiento a sus usuarios para que, con sus mejoras en hábitos y con el tiempo, logren capturar más emisiones de las que producen. Esto, además de producir gran satisfacción ecológica, permite subastar los bonos de carbono que anualmente cada uno tenga a su favor. En 2021, el precio de estos bonos superó los 50 euros en Europa y siguen subiendo.

Una inversión con rentabilidad en aumento
También gestiona las ayudas públicas a la reforestación y las que llegarán de la UE a partir de 2023 para mantener sus proyectos y revertir los beneficios económicos en las cuentas de sus clientes o, si el usuario lo prefiere, plantar más árboles. La explotación de la madera en 2021 multiplicó por cuatro su valor.
Vicente Cano, de ForestBank, calcula que en tres generaciones de árboles se habrá recuperado más del 50% de la superficie de los bosques de la Península Ibérica. Si iniciativas como esta acaban prosperando, parece que, por lo menos nuestros nietos ya no tendrán ecoansiedad.