Son raros estos insectos. Las más de 3.000 especies identificadas de la familia Membracidae viven en las copas arbóreas, sobre todo tropicales, y se alimentan de su savia. Sus variados y diminutos cuerpos, que no superan el centímetro, tienen una característica común: la primera parte de su tórax, el pronoto, se extiende en el espacio con las formas más caprichosas. La extendida idea de que ese “manierismo” les sirve para defenderse de los depredadores ha tomado fuerza con la investigación de Stuart MacKamay, del Museo Nacional de Historia Natural de Washington (EEUU). Al observarlos con microescáner y resonancia magnética, ha comprobado que el pronoto, muy frágil, está vacío. Así, en el ataque de un depredador, puede romperse sin poner en peligro la vida de su dueño.
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