El Museu de Ciències Naturals nació en 1878. Por eso en la visita uno espera encontrar una sede de corte clásica con una sesuda colección dentro. Sin embargo, su nuevo edificio deslumbra. Y no es una exageración, porque el color azul chillón del edificio se clava en la pupila. Blau significa “azul” en catalán, y el Museu Blau es muy, pero que muy azul. Podríamos decir que es un centro con el esqueleto de un museo tradicional del siglo XIX dentro de la piel de un innovador museo del XXI.

El edificio está creado por Herzog, uno de los más modernos arquitectos del siglo XXI, pero recoge en su interior las piezas y la filosofía de un museo creado en 1878. Es la versión moderna y funcional del primer museo público de la historia de Barcelona, conformado gracias a la cesión de la colección del arqueólogo y naturalista Francesc Martorell i Peña.

El Blau cuenta, lógicamente, con una gran colección de geología y zoología, en principio expuesta en las tradicionales aunque modernizadas vitrinas expositoras. De esas que no se pueden ni tocar, pero que conviven, afortunadamente, con lo tocable: interactivos móviles para descubrirlo todo sobre determinados objetos y audiovisuales que recrean escenas de naturaleza de hace millones de años. “Lo que nos hace diferentes”, nos explica en la visita su directora, Anna Omedes, “es que contamos con unas mesas interactivas donde se muestran pocas –pero se explican muchas– cosas y vitrinas donde se exponen muchas piezas, pero la explicación es más reducida”.

Las vitrinas, así, repasan una parte de la millonaria colección del Museu, mientras que las mesas se recrean en las explicaciones, con tanta profundidad como desee el visitante. El Blau está en pleno crecimiento, y durante 2012 inaugura una serie de nuevas salas permanentes dirigidas a la divulgación.

Un hongo por dentro

Los hongos no faltan en el museo. No solo esta gigante réplica de un interactivo, sino también una amplia colección de especies reales liofilizadas.

Minerales estrella

Un museo no vive exclusivamente de zoología. El Blau cuenta con una amplia zona de geología que expone numerosas piezas minerales de gran valor geológico.

Animaladas

Las vitrinas simulan el clasicismo de las exposiciones del siglo XIX. Pero es solo una primera impresión, porque en este Museo la colección no se clasifica al uso, especie a especie. Diferentes animales conviven en las mismas vitrinas, siempre y cuando tengan características comunes. Así, en la de depredadores podemos encontrar a mamíferos como el león junto a aves como el águila, mientras que la ardilla voladora convive con la gaviota en la vitrina relativa al vuelo.

El esqueleto de las aves

¿Cómo es el esqueleto de un ave? Volar es una de las propiedades más maravillosas de algunos animales. Y el centro dedica a esta función una de sus vitrinas.

4.500 piezas visibles

La nueva sede del Museu de Ciències Naturals expone “solo” 4.500 piezas, que representan la punta del iceberg de una colección compuesta por alrededor de 4 millones de piezas.