El mundo está repleto de lugares de una belleza insospechada. Y uno de ellos es la llamada Cueva de las luciérnagas (aunque su nombre maorí es Ruakuri), en Waitomo, Nueva Zelanda. Descubierta a finales del siglo XIX, lo que hace tan especial a este lugar es que en ella habitan miles de ejemplares de Arachnocampa Luminosa, una variedad autóctona de luciérnaga, que emite un poderoso resplandor azul en la oscuridad.
Las espectaculares imágenes que aquí os mostramos han sido tomadas por el fotógrafo Shaun Jeffers, y dan la sensación de que, más que el techo de una caverna, lo que se está contemplando es la bóveda celeste completamente estrellada. Y, para poder conseguirlas, el artista gráfico tuvo que sumergirse en las heladas aguas de la cueva durante unas seis horas diarias.
Si os gustan no os perdáis el resto de su obra.
Fotos publicadas por cortesía de Shaun Jeffers.
http://shaunjeffersphotography.com/
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