¿Con qué rapidez se recupera el clima tras un cambio climático de alta intensidad? Investigadores alemanes han encontrado la respuesta
Para dar respuesta a esta pregunta, investigadores de la Universidad de Maguncia (JGU), en Alemania, ha viajado atrás en el tiempo. Tras estudiar cambios climáticos de máxima intensidad en el planeta, han establecido el periodo que la nave Tierra ha necesitado para recuperar la estabilidad climática.
Según la investigación realizada en la Universidad de Maguncia, el clima de la Tierra tardó entre 20.000 y 50.000 años en estabilizarse tras el aumento de las temperaturas globales de entre cinco y ocho grados centígrados que se produjo hace 56 millones de años.
El cambio climático está provocando un aumento de las temperaturas y también está incrementando la probabilidad de tormentas, lluvias torrenciales e inundaciones: la reciente catástrofe de las inundaciones en el valle del Ahr, en Alemania, es sólo un ejemplo de ello. Lo que debemos preguntarnos a este respecto es la rapidez con la que el clima puede recuperarse del calentamiento provocado por el aumento del dióxido de carbono en la atmósfera.
El profesor Philip Pogge von Strandmann, experto en ciencias de la Tierra de la Universidad Johannes Gutenberg de Maguncia (JGU), se propuso investigar cómo se recupera el planeta tras el aumento de temperaturas globales de entre cinco y ocho grados centígrados. Esto fue lo que ocurrió hace 56 millones de años, el periodo natural de calentamiento más rápido que ha repercutido en nuestro clima, conocido como el Máximo Térmico del Paleoceno-Eoceno (PETM). No ha sido el único que se ha producido en la tierra, uno de ellos precedió a la extinción de los dinosaurios, pero sí el más intenso.
Lo más probable es que aquel calentón climático fuera provocado por una erupción volcánica que liberó enormes cantidades de dióxido de carbono o CO2 a la atmósfera. Sabemos que cuanto más alta es la temperatura, más rápido se meteoriza la roca y, además, si hay mucho CO2 en la atmósfera, parte de él reacciona con el agua, formando ácido carbónico, el mismo ácido que promueve y acelera el proceso de meteorización.
Debido al proceso de meteorización, este carbono atmosférico acabará llegando a los mares a través de los ríos, donde se une al CO2 en forma de carbonato y forma una reserva persistente de dióxido de carbono en el océano.
«Nuestra teoría era que si la roca se desgasta más rápido debido al aumento de las temperaturas, también ayuda a convertir una gran cantidad de dióxido de carbono de la atmósfera en carbonato insoluble en el agua de mar, lo que significa que, a largo plazo, los niveles de CO2 acabarían descendiendo de nuevo y el clima acabaría recuperándose», explica Pogge von Strandmann. Este efecto podría haber contribuido a mantener el clima de la Tierra bastante estable durante miles de millones de años e incluso podría haber evitado la extinción total de toda la vida en el planeta».
El profesor Philip Pogge von Strandmann y su equipo decidieron analizar los procesos de meteorización que se produjeron durante el evento de calentamiento de hace 56 millones de años. Sus resultados indican que la teoría podría ser correcta. «La meteorización de las rocas durante esa época aumentó en un 50% como consecuencia del calentamiento global; la erosión -la parte física de la meteorización- se triplicó. Otra consecuencia del aumento de la temperatura fue que la evaporación, las precipitaciones y las tormentas también aumentaron, lo que provocó aún más erosión. Como resultado de este aumento de la meteorización de las rocas, el clima se estabilizó, pero tardó entre 20.000 y 50.000 años en ocurrir», advierte Pogge von Strandmanno.
¿Cómo han llegado los investigadores a estas conclusiones? Al fin y al cabo, estos procesos de meteorización tuvieron lugar hace 56 millones de años. La respuesta está en las propias rocas.
Cuando las rocas se disuelven, liberan litio -los isótopos litio-6 y litio-7, para ser exactos- que se escapa al agua circundante. La proporción de los isótopos litio-6 y litio-7 presentes en el agua viene determinada por el tipo de meteorización, es decir, por la cantidad de erosión producida por la meteorización.
Los investigadores pudieron utilizar los datos obtenidos para sacar conclusiones sobre la meteorización y el clima de hace 56 millones de años
La arcilla, que se encuentra en el fondo del mar, almacena principalmente litio-6, mientras que el litio-7 permanece en el agua. El equipo de investigación llevó a cabo dos tipos de investigación científica: Examinaron los carbonatos marinos que se formaron hace 56 millones de años, un tipo de roca que absorbe componentes químicos del agua. También investigaron los minerales de arcilla de Dinamarca y Svalbard, que también se formaron durante este periodo, observando las proporciones relativas de isótopos de litio en estos dos tipos diferentes de minerales. Los investigadores pudieron utilizar los datos obtenidos para sacar conclusiones sobre la meteorización y el clima de hace 56 millones de años. Sus resultados se han publicado en la revista Science Advances.
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