Aproximadamente uno de cada dos hombres (45%) y una de cada tres mujeres (38%) desarrollará un cáncer a lo largo de su vida, según las estadísticas. Este escalofriante dato tiene un cierto contrapunto en la tasa global de supervivencia, que en Estados Unidos es ya del 63%. De hecho, muchos oncólogos creen que la estrategia es tratar al cáncer como una enfermedad crónica, es decir, no tanto en curarla sino en controlarla, como la diabetes o la hipertensión. Así, aunque la supervivencia en algunos tumores (páncreas, pulmón) no pasa del 10%, en otros muchos supera el 50% y en algunos incluso (testículos, linfomas, algunos tipos de cáncer de mama) llega ya al 90%, gracias a los avances en la prevención, el diagnóstico precoz y los tratamientos, cada vez más selectivos e individualizados.
¿Y por qué es tan difícil curarlo? El cáncer es, en realidad, un complejo de enfermedades causadas por mutaciones en los genes que controlan la división de las células, lo que hace que éstas se multipliquen sin control. Como subraya Richard Klausner, director del Instituto Nacional del Cáncer de EE.UU., “no va a haber una única cura para el cáncer”.
Ante la complejidad del fenómeno, las vías para combatirlo son varias. Científicos como Judah Folkman, del Hospital Infantil de Boston y la Escuela de Medicina de Harvard, están estudiando varios componentes que paran o ralentizan la angiogénesis, el proceso por el que un tumor estimula su crecimiento creando su propia fuente sanguínea. Investigadores del laboratorio Vogelstein de la Universidad Johns Hopkins han desarrollado una “bomba genética” que mata selectivamente células que contienen un gen concreto mutado.
Otros científicos se basan en la nanotecnología, como en el Instituto Nacional del Cáncer de EE.UU. y la NASA, que tienen abierto un programa cuyo objetivo es la creación de nanodispositivos que permitan diagnosticar, tratar y seguir el progreso del cáncer. Y una vía en la que se ha vuelto a poner esperanzas es en la de los llamados “anticuerpos monoclonales”, proteínas que atacan un objetivo concreto y que según Mark Kaminski, oncólogo de la Universidad de Michigan, se abandonó porque no dio los resultados que se esperaban al principio. Asimismo, el desarrollo de fármacos contra dianas moleculares específicas, es otro de los caminos por los que los científicos apuestan fuerte.
En opinión de Larry Norton, presidente de la Sociedad Americana de Oncología Clínica (ASCO en sus siglas en inglés) la cual marca el rumbo a seguir en los tratamientos contra el cáncer en todo el mundo, el futuro se basará en cuatro grandes pilares: diagnóstico molecular, clasificación funcional de los tumores (según las alteraciones genéticas), tratamiento precoz y terapias más eficaces y menos tóxicas.
El optimismo en esta combinación de “armas” contra el cáncer le lleva a Norton a vaticinar que dentro de unos veinte años, uno de los cánceres que más preocupan a las mujeres, el de mama, será un problema equivalente a lo que ahora es la polio o el sarampión en los países desarrollados.
A pesar de los avances, el cáncer sigue siendo una enfermedad que mata a miles de personas en todo el mundo, por lo que no hay que bajar la guardia, especialmente en los más letales. Según la denominada Campaña para la Investigación del Cáncer de Gran Bretaña, para 2020 el cáncer de próstata ocupará el primer lugar en número de víctimas, quitándole el liderazgo al de pulmón en los países desarrollados. En segundo y tercer lugar se ubicarán el de mama y colon, dejando al de pulmón en cuarto lugar.
Los países en vías de desarrollo mantendrán al de pulmón en primer lugar, debido, según esta asociación, a las campañas realizadas por las tabacaleras en estas regiones, seguido por el de mama y colon.
Redacción QUO
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