Cada día, muchísimas personas acuden a los servicios de urgencias de todo el mundo por haberse tragado algún objeto. Se estima que el 80% de los casos afectan a niños de entre tres y seis años de edad, que se han tragado cualquier cosa pequeña que encuentren al alcance de su mano. Entre ellas, piezas de sus juguetes.
Por ese motivo, seis investigadores del Reino Unido y de Australia, realizaron un experimento al unísono. Todos ellos se tragaron las cabezas de unas figuras de Lego, para intentar averiguar cuanto tiempo tardaba su organismo en digerir y excretar las piezas.
El más afortunado de ellos la expulsó entre sus heces a las pocas horas de habérsela tragado. Aunque la mayoría tardaron entre dos y tres días. Eso sí, el sexo de los investigadores nunca llegó a expulsarla. O, al menos, no fue capaz de encontrarla.
Eso sí, ninguno sufrió dolores ni molestias en el aparato digestivo. Lo que revela que tragarse una pieza de Lego no es especialmente grave (salvo que te atragantes con ella). Al menos para el organismo de un adulto.
Eso sí, mejor que nadie repita el experimento en su casa.