Según un informe de la Organización Mundial de la Salud (OMS) los casos obesidad se han triplicado desde 1975, y las cosas no parecen mejorar para nuestro país en los próximos 10 años. Un estudio liderado por investigadores del Instituto Hospital del Mar de Investigaciones Médicas (IMIM) y médicos del Hospital del Mar cifra en casi 2.000 millones de euros el sobrecoste que supondrá para el sistema de salud atender a personas con esta enfermedad en el 2030. Se calcula que al menos un 80% de los hombres adultos tendrán sobrepeso, por lo que es necesario actuar ya.
Desde la Universidad de Wisconsin-Madison (EEUU), ya trabajan para que esta «epidemia» mundial se pueda controlar de alguna manera. Mientras que hay investigadores que ya lanzan sensores smart al estómago para controlar lo que pasa en tus intestinos y hacer todo lo posible por mejorar la situación de los pacientes, este nuevo equipo pasa a la acción. Ha creado un dispositivo que se adapta a la parte externa del estómago y que da pequeños impulsos eléctricos, muy leves (de apenas 0.5 voltios), para reducir la sensación de hambre en el receptor.
El líder del equipo Xudong Wang, lo explica: «Hemos desarrollado un dispositivo smart implantable que estimula el nervio vago de nuestro cuerpo, con el propósito de reducir la ingesta de alimentos. Produce una especie de pulsos eléctricos en respuesta a movimientos estomacales y los transmite a través de este nervio al cerebro, como una señal de plenitud artificial que previene que comamos más».
Por el momento no se ha probado en humanos, pero los resultados en ratones han sido importantes. En un proyecto de 100 días, el grupo sometido a este implante redujo al menos un 38% de su peso. El siguiente paso es hacerlo en cerdos, para luego dar el salto en humanos. No son los únicos que han llevado a cabo experimentos similares, pero sí los primeros en realizarlos con dispositivos que no necesitan baterías que requieran recarga.