Todo el que sea aficionado al golf sabe que Tiger Woods sufre de fuertes dolores en la columna vertebral, que le han llevado a pasar varias veces por el quirófano, y que le mantuvieron alejando un tiempo de los campos de juego.
Jamás se nos hubiera ocurrido imaginar que el golf pudiera provocar secuelas similares a las de los llamados deportes de contacto. Pero esa es la conclusión a la que ha llegado un estudio realizado por un equipo del St Joseph’s Hospital and Medical Center.
Según los autores del mismo, la forma moderna de jugar al golf está centrada en lograr swings más rápidos y potentes. Lo cual lleva a los jugadores a forzar la rotación del tronco del cuerpo en relación a sus caderas.
Y la consecuencia es que se ejerce una mayor presión sobre el disco espinal y las llamadas articulaciones facetarias (que son las conexiones entre las vértebras que forman la columna), similar a la que se ejerce en un placaje de fútbol americano.
Todo lo anterior provoca que, con el tiempo, los jugadores de golf puedan sufrir una grave degeneración lumbar. Los autores del estudio calculan que afecta ya al 50% de los jugadores profesionales, y a un 35% de los amateurs.
Fuente: Telegraph.