La polución recorta nuestras posibilidades de vivir más en el tiempo si no hacemos nada por remediarlo. Un reciente trabajo realizado por el King’s College de Londres sobre ciudadanos de Birmingham ha descubierto que el futuro de sus hijos en la Tierra puede llegar a ser más corto de lo que esperaban. Y es que, según sus investigaciones sobre la contaminación en la ciudad, los niños que hayan nacido en este último decenio pueden llegar a recortar su esperanza de vida entre 2 y 7 meses. Una cifra que podría llegar a empeorar con el paso de los años a cifras incluso más alarmantes.
Se trata del primer estudio que se realiza sobre este tema teniendo en cuenta a la población de una de las ciudades más grandes de Reino Unido, lo que demuestra la gran preocupación que existe sobre este área. Para identificar los niveles de polución se examinó el impacto combinado de dos contaminantes: las partículas en suspensión y el dióxido de nitrógeno, dos de las principales causas de la mala salud que padecen los ciudadanos. Al combinar los resultados sobre cómo afectaban estas variantes sobre las muertes de los británicos en esta ciudad comprobaron que la esperanza de vida decaía considerablemente en comparación, por ejemplo, con Londres, hasta en casi medio año.
El estudio también calculó el coste anual que el gobierno británico debería gastarse para mejorar la situación atmosférica para que no acabe con la salud de sus ciudadanos. Y ya solo para una ciudad como Birmingham, los montantes ascendían a entre 190 y 470 millones de libras. Según los autores, no se trataría de un coste real, sino de una media de lo que los ciudadanos consideran legítimo gastar para sacar adelante leyes.
Para Polly Billington, directora de la red UK100 que está al frente del estudio: «Esta investigación debería ser una llamada de alerta para quienes hacen las leyes no solo en Birmingham, sino a lo largo de todo el país. Debemos hacer frente a este asesino invisible que está cortando la vida de los niños y causando miseria sanitaria a miles de adultos. Trabajando juntos, los consejos locales y el gobierno central pueden establecer zonas de aire limpio para hacer frente a las fuentes más contaminantes de aire sucio y dejarnos respirar libremente».
Fuente: The Scotsman