Los tratamientos más comunes para el cáncer son la radiación y la quimioterapia. El problema es que tienen efectos secundarios y también dañan los tejidos sanos. Por si fuera poco, su eficacia es limitada cuando el cáncer se ha diseminado a través del cuerpo. Para intentar encontrar un acercamiento alternativo, investigadores del Instituto Niels Bohr están desarrollando un tratamiento diferente: atacar las células dañinas desde dentro.
La idea original ha sido de Murillo Martins, quien ha creado un dispositivo nanométrico que transportaría citotoxinas (“armas” químicas que las células T usan para destruir las células infectadas) directamente a las células cancerosas a través de la corriente sanguínea. Para conseguirlo se precisaron tres etapas. La primera se centró en concebir el vehículo: pequeñas cuentas o perlas magnéticas que pudieran ser dirigidas hacia la zona del cuerpo afectadas mediante imanes. La idea no es novedosa: se ha hecho previamente y ha demostrado su efectividad. La pequeña nave mide unos 500 nanometros de diámetro, tanto como cuatro cabellos humanos.
El siguiente paso fue la carga citotóxica adecuada y, finalmente, cómo entrar en la célula afectada.
Las células tiene una membrana que la rodea y la protege de sustancias extrañas. Pero también tiene orificios o receptores que pueden abrirse si quiere dejar entrar ciertas sustancias, que deben tener una llave que encaje perfectamente en el código de la célula. “Para resolver este problema – explica Murillo, autor principal del estudio publicado en Scientific Reports – me pregunté, ¿por qué el cáncer de mama, de pulmón y el cáncer de ovario a menudo se extienden a los huesos? Los huesos están compuestos de minerales como fosfatos de calcio. Quizás las células cancerosas necesitan estas sustancias para crecer y entonces podrían utilizarse como llave para entrar en ellas. Decidí investigar esto”. Murillo construyó un recubrimiento de fosfato de calcio en el paquete transportador de citotoxina.
Se llevaron a cabo experimentos con cáncer de mama, cáncer de pulmón y de colon, junto con las células sanas (monocitos y fibroblastos)y los resultados fueron positivos.
“Pudimos ver cómo las nanopartículas con citotoxinas eran absorbidas por las células cancerosas – concluye Heloisa Bordallo, coautora del estudio –, mientras las sanas no mostraban ningún daño. Esto sugiere que el método puede ser usado para enviar citotoxinas por sin temer daños colaterales”.
Juan Scaliter
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