“Las personas autistas no sienten empatía” Este es para muchos un estereotipo generalizado, pero que la ciencia podría demostrar alejado de la realidad. De acuerdo con un estudio realizado por la Escuela Internacional de Estudios Avanzados (SISSA), llevado a cabo en colaboración con la Universidad de Viena, cuando las personas autistas se enfrentan a situaciones de dilema moral, muestran una respuesta empática similar a la del resto de las personas.
El mito de frialdad habría crecido en tiempos recientes debido a varios tiroteos en escuelas de Estados Unidos, de los que supuestamente habrían formado parte estudiantes con autismo, aunque los diagnósticos siempre provenían de familiares o amigos, no de expertos. Así, el estigma social hacia las personas con autismo no solo sigue vigente sino que empeora su aislamiento.
Pero, ¿es realmente cierto que una persona con autismo no se preocupa por el sufrimiento de los demás? “De acuerdo con nuestros estudios, es todo lo contrario – explica Indrajeet Patil, líder del estudio publicado en Scientific Reports –, el rasgo autista se asocia con una preocupación empática normal y está vinculado a una mayor tendencia a evitar causar daño a los demás. El error es más probable debido a otra característica de la personalidad, que se encuentra a menudo en la población autista pero también se puede hallar en los que no están afectados y se llama alexitimia”. Esta última es una condición subclínica (no una enfermedad o trastorno), caracterizada por la incapacidad para comprender las emociones propias y ajenas.
El equipo de Patil sometió a una serie de voluntarios con diagnóstico de autismo sometieron a las personas con autismo de alto funcionamiento a diferentes dilemas morales (sacrificar una vida para salvar varias, por ejemplo) y los resultados revelaron que aquellas personas con alexitimia no manifestaban empatía, sino una actitud puramente racional, mientras que aquellos sin esta condición aunque autistas, sí mostraban empatía. “El autismo se asocia con una fuerte tensión emocional en respuesta a situaciones en las que el individuo tiende a evitar la realización de acciones dañinas”, concluye Patil.
Los autores están de acuerdo en que las herramientas para identificar y distinguir entre la alexitimia y los trastornos autistas deben estudiarse aún más. Su trabajo, agregan, es solamente un paso inicial en el intento de definir un modelo que puede explicar la compleja relación entre los diversos rasgos de la personalidad mutuamente dependientes.
Juan Scaliter
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