Las células tumorales son normales en sus inicios, pero comienzan a tomar malas decisiones en su desarrollo. Un estudio de la Universidad de Northwestern, publicado en ELife, analizó los genes oncológicos equivalentes a las leucemias humanas en moscas, para comprender cuándo las células empiezan a irse al lado oscuro.
Las moscas de la fruta, Drosophila melanogaster, comparten con nosotros muchos de los genes que provocan diferentes tipos de cáncer, eso las convierte en un modelo interesante a la hora de estudiar esta enfermedad. Un equipo multidisciplinar liderado por el biólogo Richard W. Carthew y el ingeniero Luís A.N. Amaral, analizó a este insecto y descubrió que los niveles de la proteína Yan, oscilan casi sin control cuando la célula está cambiando de un estado primitivo a uno más especializado. Si los niveles no fluctúan, la célula no se desarrolla. Al igual que la Tel-1 en los humanos, Yan le da instrucciones a las células para convertirse en un glóbulo blanco y en ambas especies sufre mutaciones cuando se producen casos de leucemia.
Algo similar ocurre con otra proteína, la EGFR en las moscas y su equivalente en humanos, Her-2, solo que en este caso la mutación está asociada al cáncer de mama.
“Esta fluctuación o ruido – explica Carthew – ocurre en la fase de transición celular. Por primera vez podemos ver que hay un breve período, cuando la célula va de A hacia B, la fluctuación se produce justo entre ambos puntos, en ese limbo la célula se convierte en cancerígena”.
Identificar ese preciso momento, constituye una información fundamental para quienes trabajan en el desarrollo de terapias genéticas relacionadas al cáncer.

Juan Scaliter