El consumo excesivo de sal ha sido vinculado por numerosos estudios a un aumento del riesgo de sufrir graves trastornos cardíacos y circulatorios. Pese a ello, muchísima gente no puede dejar de echar sal (en cantidades que superan las recomendadas) a sus comidas diarias. El problema es que, muchas de ellas, aseguran que aunque les gustaría reducir su consumo diario de sal, no son capaces. Pero, ¿cuál podría ser la causa de esa «adicción» a la sal?
Los investigadores sospechan desde hace tiempo que alguna de las causas podría encontrarse en la saliva. Y, ahora, un nuevo estudio realizado por miembros del Technische Universität München, en Munich. Los autores dele studio realizaron un experimento en el que dividieron a las personas en dos grupos, sensibles y no sensibles, en función de su capacidad para detectar cuan salado era un plato.
Los especialistas observaron que existían varias diferencias en las proteínas de la saliva de las personas más sensibles al sabor salado, y en las del resto. Concretamente, detectaron en la saliva de las del primer grupo la presencia en grandes cantidades de endopeptidasas.
Se trata de unas enzimas que, según revelan los resultados de este estudio, alteran el funcionamiento de los canales de sodio lo que permite que aumente la cantidad de esta sustancia que penetra en las células.
Vicente Fernández López
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