Lilias Adie fue condenada en 1704 a ser quemada en la hoguera por brujería. Pero esta mujer, natural de la localidad escocesa de Torryburn acabó con su vida en la celda en la que había sido confinada antes de que pudieran quemarla vida. Y su suicidio ha permitido que, ahora, 313 años después, un equipo de investigadores de la Universidad de Dundee haya podido reconstruir su rostro.
Según explican los especialistas que realizaron la reconstrucción la mayoría de cráneos que se conservan de supuestas brujas, están tan destruidos y deformados por los efectos del fuego, que resulta imposible realizar una recreación del rostro de la persona a partir de ellos. Por eso, los restos óseos de Lilias un tesoro muy valioso.
Se sabe que la mujer confesó bajo tortura que era una bruja y que mantenía relaciones sexuales con el diablo. La causa de su muerte no se sabe con certeza, pero los investigadores sospechan que cometió suicidio para evitar el dolorosísimo final que le esperaba.
Su cuerpo fue enterrado cerca de la playa local, y colocaron una enorme losa sobre su sepultura, tal vez por el temor que tenían los lugareños de que pudiera volver del más allá y levantarse de su tumba.
Tal y como explican los autores de la reconstrucción, resulta terrible pensar que una mujer inocente como esta pudiera haber sido sometida a terribles suplicios y condenada a una muerte espantosa por culpa de la superstición.
Vicente Fernández López
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