La publicación IFL Science se hace eco del curioso caso de un paciente de Carolina del Norte. El hombre vivió durante varios años con la necesidad imperiosa de tener que sonarse casi constantemente. Los médicos le diagnosticaron desde neumonía hasta algún tipo de alergia.
Pero, finalmente, especialistas del Hospital del Monte Sinaí, descubrieron lo que le ocurría. Esta sufriendo la pérdida del líquido cefalorraquídeo, el fluido que rodea y baña el encéfalo y la médula espinal.
En algunas ocasiones, si se produce una rotura en la membrana que rodea al cerebro dicho líquido puede escaparse y filtrarse hasta la nariz. Produciendo unos síntomas similares a los de una alergia común. Es lo que clínicamente se conoce como fístula de líquido cefalorraquídeo.
Y es algo más común de lo que parece. De hecho, ya en mayo, informamos del caso de una mujer de Nebraska a la que el líquido cefalorraquídeo también se le estaba escapando por la nariz cada vez que se sonaba. Inicialmente, los síntomas fueron confundidos con los de una alergia común, pero al no responder a los tratamientos, nuevas pruebas revelaron lo que sucedía en realidad.
Se calcula que el organismo genera cada día 500 mililitros diarios de líquido cefalorraquídeo y la mujer perdía unos 235 cada día. Eso le provocaba una sequedad en el cerebro. Esta afección es especialmente grave porque, si se prolonga en el tiempo, puede acabar provocando meningitis.
En el caso de ambos pacientes fue necesaria la cirugía para solucionar el problema.