Hablar hoy en día de viruela bovina es hacerlo de una reliquia del pasado. Se trata de una enfermedad causada por el cowpox virus, un microorganismo de la familia del Variola virus, el causante de la viruela común. Hasta el siglo XVIII fue muy común entre las personas que trabajaban con el ganado, especialmente entre las lecheras que ordeñaban las vacas. Se cree que un 15% de los trabajadores de las granjas de ganado la acababan padeciendo.
El virus puede transmitirse de las reses a algunos animales, especialmente los gatos, y a los humanos. En los felinos provoca lesiones en la cara y las extremidades e infección en el tracto respiratorio. Mientras que en los humanos sus síntomas se manifiestan en la piel, especialmente en las manos y brazos, en forma de ampollas rebosantes de pus.
A partir del siglo XVIII, la incidencia de la enfermedad fue remitiendo conforme las granjas se fueron industrializando cada vez más, hasta llegar a 1980, fecha en la que se consideró que estaba oficialmente erradicada. Pero, ahora, acaba de producirse un nuevo caso.
El paciente es un joven que trabaja en una granja de Gales y que se contagió al ser mordido por unos terneros a los que estaba alimentando. Los especialistas dicen que no es sencillo transmitir la enfermedad de un humano a otro, así que probablemente todo quedará en un caso aislado y no se podrá hablar de brote. Pero el caso nos recuerda que muchas enfermedades que creíamos desaparecidas siguen latentes en nuestro entorno.
Fuente: ScienceAlert.
Vicente Fernández López
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