En este momento no se conocen las causas de esta circunstancia y todos son conjeturas. Los análisis genéticos de los aislamientos se virus de Méjico y EEUU no han demostrado que se trata del mismo virus. Las especulaciones se centran en aspectos epidemiológicos. México es el epicentro del brote, donde se inició la infección. Esta comenzó antes que en el resto de los países afectados con posterioridad. Esto significa que el número de afectados es mucho mayor que en el resto de países, probablemente mucho mayor del contabilizado ya que el inicio estos casos pasaron desapercibidos, etiquetados como gripe estacional. Con la alerta epidemiológica, en el resto del país se están detectando los casos desde el inicio, además se están iniciando las medidas para prevenir la exposición al virus. Indudablemente al existir menos casos de afectado las cifras de mortalidad son inferiores.
Pero también aunque se trate del mismo virus, es probable que en este lugar donde se inició la epidemia se hayan podido producir mutaciones del mismo a medida que se ha ido expandiendo, circulando en México otro con mayor virulencia.
Por último no hay que olvidar que en los resultados pueden influir otras circunstancias relacionadas con el sistema sanitario local y el estado de salud previo de la población de un país determinado.
Los virus de la influenza A y B pueden sobrevivir en superficies exteriores secas, tanto porosas como no porosas, durante horas ó días dependiendo de una serie de factores humanos y ambientales. Los virus de la gripe resisten más en ambientes secos (humedad menor del 50%) y frío. En niveles bajos de humedad ( < 50%) y temperaturas as bajas. En estas condiciones el virus A, puede sobrevivir en superficies no porosas (metal, plástico, madera barnizada,) entre 24- 48 horas y en materiales porosos (tela, papel) entre 6- 12 horas a temperaturas ambiente, aumentado hasta 3 -4 días si las superficies está mojadas. En las manos no permaneces más de 10 minutos, pero estas pueden contaminarse al tocar objetos porosos hasta 2 a 8 horas después de depositarse desde la vía respiratoria desde materiales no porosos y en menos de 15 minutos en los no porosos. Los virus se inactivan con temperaturas mayores de 70ºC así como con detergentes o desinfectantes como el alcohol etílico al 70% o una dilución 1:100 de hipoclorito de sodio al 5% (lejía)
Efectivamente es cierto que en la elaboración de una vacuna frente a la gripe estacional, se emplean 6 meses. A raíz de la alerta por la gripe aviar, se desarrollaron en diferentes países una serie de procedimientos podrían acortar algo el tiempo hasta disponer de una vacuna eficaz. No obstante que debido a que una parte del proceso, sigue dependiendo del cultivo de las cepas en huevos de gallina, en tiempo de fabricación estimado nunca sería inferior a 3-4 meses en el mejor de los casos. Para elaborar una vacuna contra esta enfermedad, se necesita que el virus crezca a gran escala. La única forma de crecer ese virus es sobre células vivas. Las 3 cepas del virus de la gripe que la OMS considera como prevalentes para la temporada siguiente son cultivadas en embriones de pollo. El virus de la gripe en la actualidad no puede crecer en otro medio. Las cepas resultantes se procesan para purificarlas y se inactivan químicamente. Se obtienen pequeños fragmentos del virus inactivado que se mezclan en una vacuna y posteriormente se somete a un ensayo de prueba antes de su producción y distribución. Este cultivo y procesamiento posterior emplea normalmente unos 2 meses, hasta encontrar un prototipo. En este caso de pandemia, ya se conoce el virus H1N1 y mediante técnicas genéticas se podría acelerar el proceso de construcción del prototipo o cepa de referencia, cultivarlo y entregarlo a las compañías farmacéuticas responsables de fabricar la vacuna. Este proceso podría acortarse unas 6 semanas. No obstante existen unos periodos obligados para la fabricación las vacunas que es difícil de acortar. No debe olvidarse que por motivos de seguridad esta vacuna debe testarse previamente a la utilización en la población general mediante ensayos clínicos de seguridad que pueden durar unos 2 meses y que además la fabricación en gran escala para abastecer todas las necesidades de la población llevará un tiempo considerable y posterior distribución que podría ocupar entre uno y dos meses.
Es frecuente que se confundan lo síntomas del catarro común con la infección gripal. En general el catarro común es una enfermedad que se inicia de forma menos brusca que la gripe, que lo hace en pocas hora. El enfermo con catarro, parece menos afectado, la fiebres es menos frecuente, de menor intensidad (38-39ºC frente a 39-40ºC) y menos duradera (menes de 3 días). En el catarro existe con menor frecuencia dolor de cabeza, los dolores musculares son leves o moderados y es menor también la intensidad del cansancio y la debilidad. El enfermo con gripe además está muy postrado a diferencia del que presenta un catarro. La obstrucción y congestión nasal, los estornudos y el dolor o ardor de garganta son más frecuentes en el catarro común. La gripe casi nunca provoca molestias gastrointestinales como la diarrea y los vómitos
No es fácil predecirlo. Es cierto que en la pandemia de 1918 se inicio con casos que no revestían especial gravedad y posteriormente derivó en una pandemia muy grave, acabando con la vida de 40 millones d personas en todo el mundo. Aunque no se puede predecir la evolución que puede tener, hay algunas circunstancias que nos pondrían en una situación más favorable para enfrentarnos a esta pandemia. En este momento la humanidad está mejor preparada para una pandemia al disponer de mejores sistemas sanitarios, dotados con mayores recursos que permitirán tratar adecuadamente las complicaciones derivadas de la enfermedad, causa importante de mortalidad en esta enfermedad. Los avances tecnológicos permiten disponer de medios que favorecen la coordinación entre los diferentes países y continentes y facilitar la contención parcial de la incidencia pandémica. Por otro lado, en relación con el virus pandémico, disponemos de tratamientos farmacológicos que han demostrado ser efectivos frente al virus H1N1 (oseltamivir y zanamivir) y es probable que si tenemos el tiempo suficiente, dispongamos también de de una vacuna frente al virus.
Redacción QUO
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