La COVID-19 también puede dejar secuelas en las uñas, algunas pueden durar pocas semanas, pero otras permanecen durante meses
Los profesionales de la salud siguen estudiando los efectos a largo plazo de la COVID-19, tales como la falta de gusto, fatiga e incluso daño en los pulmones. Aunque los síntomas más graves tienen prioridad en la investigación, todos pueden ser reveladores y ayudarnos a entender mejor el virus.
Por eso Un nuevo estudio de la Universidad de Bolonia se ha fijado en las uñas y cómo éstas se ven afectadas tras pasar la COVID-19. Una pequeña cantidad de pacientes ha notado cómo sus uñas se ven descoloridas y ligeramente deformadas semanas después de haber pasado la enfermedad. Un fenómeno que algunas personas han empedado a apodar como “uñas COVID”.
El primer síntoma que se presenta es una marca forma de media luna roja convexa, sobre la parte más blanca de las uñas. Una cantidad considerable de pacientes lo han notado en menos de dos semanas tras ser diagnosticados.
Este tipo de patrones, puede aparecer como síntoma de otras enfermedades, pero su posición, en el nacimiento de la uña, es exclusiva del coronavirus y por tanto podría funcionar como indicativo de la enfermedad. Aunque estos síntomas se han detectado en varias personas, no es algo común.
La causa de esta media luna no está clara. Los expertos en salud barajan dos teorías. Que hayan surgido al dañarse los vasos sanguíneos a causa del virus, o que sean pequeños coágulos de sangre fruto de la respuesta de nuestro sistema inmune contra la enfermedad.
Estas marcas han aparecido incluso en pacientes asintomáticos, pero no hay por qué preocuparse, en todos los casos solo han durado entre una y cuatro semanas antes de desaparecer.
En casos más graves, los pacientes han visto cómo ha aparecido pequeños relieves negativos en sus uñas, aproximadamente a las cuatro semanas de pasar la enfermedad. Se las llama líneas de Beau y no son exclusivas de la COVID-19
Estas indentaciones aparecen cuando el cuerpo sufre un periodo de estrés físico y el crecimiento de las uñas se detiene para desviar recursos a superar el problema. Cuando nos recuperamos las uñas vuelven a crecer. Sabiendo que las uñas crecen entre dos y cinco milímetros al mes podemos deducir cuándo ocurrió la etapa de estrés, si medimos lo alejada que este la línea del nacimiento de la uña.
Como caso excepcional, una paciente informó de que sus uñas se habían debilitado tras pasar el virus, tres meses después se le cayeron. Este problema, bautizado como onicomadesis, ocurre por motivos similares a las líneas de Beau. Poco después sus uñas empezaron a crecer con normalidad.
El caso más extraño fue el de un paciente que 112 días después de superar la enfermedad reportó cómo sus uñas estaban decolorándose y adquiriendo un tono anaranjado. Un mes después, las uñas retomaron su color habitual. Actualmente los expertos desconocen cuál podría ser la causa de este síntoma.
Aunque todos estos problemas siguieron a una infección del COVID-19 cabe la posibilidad de que el virus no sea la causa. La cantidad de pacientes que han presentado estos síntomas es relativamente reducida y se ha de encontrar una conexión clara entre los síntomas y el coronavirus. También merece la pena mencionar que no todos los pacientes que han pasado el virus tendrán estos síntomas.
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