Se basan en un nuevo tipo de tinta que se puede borrar con mucha más facilidad. La han desarrollado en las Universidades de Brown y de Duke, y está compuesta por unas microcápsulas de pigmentos naturales.
Esto permite que el tatuaje se borre con una sola sesión de láser. Hasta ahora, el rayo que debía borrar cada color tenía que ser de una longitud de onda concreta, por lo que eran necesarias varias intentonas. Pero los nuevos pigmentos naturales llevan dentro de cada cápsula una partícula negra que el láser siempre encuentra, aunque el resto de ellas sean de otro color. Al incidir la onda sobre la cápsula, la rompe y la piel absorbe las partículas que la formaban.
Enviada por Samuel McDover Pérez, correo electrónico
Redacción QUO
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