Tiene su origen en el antiguo Egipto, cuando un súbdito del faraón con una complexión similar posaba durante días hasta que elaboraban las prendas del tamaño correcto. En la Edad Media se idearon las primeras maquetas que simulaban un torso humano, normalmente hechas de varillas. Hasta comienzos del siglo XVII no se desarrollaron los primeros maniquíes modernos, construidos en madera y yeso, pero solo se usaban para confeccionar prendas. También entonces nacieron los muñecos de madera articulados que servían a los pintores como modelo, y solo con la Revolución Industrial el maniquí llegó a los escaparates.
Redacción QUO