En el año 2011, unos trabajadores que realizaban unas obras en el subsuelo del barrio de Queens, en NuevaYork, realizaron un macabro descubrimiento. Los operarios encontraron un sarcófago de hierro, en cuyo interior se encontraba el cuerpo de una mujer momificado en unas condiciones sorprendentemente buenas.
El cadáver estaba amortajado con un elegante vestido de color blanco, y unos zapatos de tacón, lo que hacía suponer que se trataba de una mujer de buena posición social. Pero, ¿quién era realmente? Los intentos realizados por la policía para descubrirlo resultaron infructuosos.
Pero, ahora, un nuevo estudio realizado por el arqueólogo forense Scott Warnasch ha desvelado el misterio. Los análisis revelaron que el ataúd y el cuerpo tenían una antigüedad aproximada de unos 150 años. En aquel tiempo, según el investigador, la mayoría de los enterramientos se realizaban en sarcófagos de madera, y el uso de ataúdes metálicos no era muy común.
Las pesquisas emprendidas revelaron que el féretro había sido fabricado por la firma Fisk & Raymond, y a partir de ahí se descubrió que sirvió para enterrar a una joven afroamericana de unos veinte años llamada Martha Peterson, hija de una familia bien acomodada.
Los análisis de los restos también revelaron las marcas causadas por la viruela, lo que explica que se usase un féretro metálico para enterrar sus restos, ya que los preservaba mejor e impedía que se propagase la infección.