Vivir aislado en una base polar no es una experiencia fácil. Los integrantes de las misiones científicas allí destinadas pueden sufrir crisis emocionales, ataques de angustia y ansiedad que, en ocasiones, desembocan en estallidos de violencia. Y eso es precisamente lo que ha ocurrido en la base rusa Bellingshausen Station, situada en la isla King George, en la Antártida.
El pasado 9 de octubre, un científico ruso llamado Sergey Savitsky perdió el control de sí mismo, y atacó con un cuchillo a uno de sus compañeros, apuñalándole al menos en una ocasión. El incidente tuvo lugar en la cantina de la base.
El agresor se entregó voluntariamente poco después al resto del equipo, y fue mantenido bajo arresto en una dependencia. Ahora, se ha decretado su traslado a Rusia, y ya se ha anunciado que tendrá que hacer frente a cargos por intento de homicidio.
La Antártida es un territorio sin población nativa y sobre el que ningún país tiene soberanía. ¿Quién juzga entonces los delitos que allí se cometen? La cuestiones jurídicas que allí se plantean se rigen por el llamado Tratado Antártico, suscrito en 1959, y que dictamina que cualquier incidente sucedido en una base polar será juzgado de acuerdo a la legislación del país al que pertenezca dicha base.
Conviene recordar, además, que episodios violentos como el vivido en la base rusa, aunque no son frecuentes, se producen de vez en cuando entre los integrantes de estas misiones polares. Así, en 1955, un miembro del eprsonal de la base australiana de Mawson enloqueció y agredió al resto de integrantes de la misión, por lo que tuvo que ser encerrado durante todo el invierno, hasta que pudo ser evacuado.
Y en 1996, un investigador de la base estadounidense de McMurdo, agredió con un martillo a un compañero. En el caso de las bases americanas, hay que explicar también que los encargados de dirigir cada misión tienen una autoridad equivalente a la de los US Marshals, y reciben un entrenamiento especial para enfrentarse a situaciones críticas.
Fuente: Newsweek.