Sociabilidad, responsabilidad, apertura a la experiencia, amabilidad e inestabilidad emocional. Estos son los 5 grandes rasgos de la personalidad que toman un peso especial en cómo afrontas tus relaciones sexuales y en las probabilidades de que tengas o no descendencia. Según un estudio realizado por la Universidad de Tecnología de Queensland, en Australia, en el que participaron 3.000 hombres heterosexuales y 1.500 mujeres heterosexuales, la mayor o menor presencia de estos factores hacen que el éxito en el sexo y en la reproducción difiera considerablemente.
Así lo ha expresado el equipo involucrado en el proyecto en un artículo publicado en la revista especializada «Personality and Individual Differences» (Personalidad y Diferencias Individuales). En él, el coautor y doctor Stephen Whyte, apunta que «a lo largo de la historia, las ventajas competitivas han ayudado a hombres y mujeres a lograr un mayor éxito en su trabajo, en el deporte, en sus destrezas artísticas, en su capacidad para adquirir o asegurar recursos, en definitiva, en sobrevivir. Pero poco se sabe sobre las ventajas o desventajas que los rasgos de personalidad tienen en relación a la actividad sexual y el éxito en la descendencia».
Los investigadores encontraron que, en comparación con las mujeres, los hombres eran mucho más dependientes de los rasgos de personalidad cuando se trataba de la frecuencia sexual y la posibilidad de tener hijos. Observaron que quienes eran más extrovertidos, concienzudos y emocionalmente estables, tenían un mayor número de relaciones sexuales, las cuales eran más frecuentes incluso en algunos que no eran especialmente amables en su comportamiento. Mientras tanto, en el caso de las mujeres, parece que solo afectaba a esta situación el que fueran más o menos sociables.
Si hablamos del éxito en la búsqueda de descendencia, aquellos hombres que fueran muy extrovertidos aunque poco abiertos a la experiencia, tenían más facilidad para tener hijos. Mientras que en las mujeres, el factor de mayor peso en su personalidad era la amabilidad y el que determinaría más su apertura a la maternidad. Para Whyte, el estudio «sugiere que la mayor variación de rasgos masculinos y sus combinaciones particulares les proporciona una ventaja cuando se trata de sexo y reproducción, algo que no parece importar en el caso de las mujeres que analizamos».