Aunque existen tantos tipos de voz como personas, hay unos parámetros generales. Una voz grave y potente evoca a alguien corpulento, maduro, moreno, y con la piel y los ojos oscuros. En cambio, una voz cálida, relajada, armónica y agradable evoca a alguien guapo y atractivo. Según los trabajos del Laboratorio de Análisis Instrumental de la Comunicación sobre locución e imaginario, en la Universidad Autónoma de Barcelona, existen los siguientes patrones:

Credibilidad

Las voces graves transmiten más credibilidad que las agudas y las medias.

Madurez

Los tonos graves generan una imagen de persona madura, con los ojos y piel oscuros, y el pelo moreno.

Tonos muy graves

Se asocian a sensaciones negativas, como tristeza o depresión. También a estados de ánimo trascendentes y profundos, y con actitudes sombrías. Cuando pasamos momentos difíciles es como si la voz se nos apagara. Su tono evoca situaciones de tranquilidad y sosiego, pero también de monotonía.

Atlético

La firmeza en la voz y un buen timbre indican buena forma física. Además, cuanto más segura y mejor timbrada suene, más distinguido nos parecerá el hablante.

Ágil o torpe

Una voz segura y extravertida refleja una imagen de alguien atlético y ágil. En cambio, la inseguridad y la introversión en el habla hacen pensar en una persona raquítica.

Grande o pequeño

Mientras una actitud apasionada y prepotente en la locución se asocia con alguien grande, una voz de actitud fría y humilde se relaciona con alguien pequeño.

Tonos muy agudos

Evocan estados de ánimo positivos, como euforia, jovialidad y alegría. Acostumbramos a subir el tono en situaciones de excitación. Por otro lado, una voz aguda transmite menor credibilidad y atractivo, y se asocia con la inmadurez e inseguridad. Son parte del mundo infantil. A su vez, también las sentimos más distantes: cuando nos hablan desde la distancia, percibimos solo las notas más altas.