Saber manipular los sentidos de los consumidores es clave para medrar en la industria de los aperitivos procesados. Por ejemplo, conseguir que las bolsas de patatas fritas crujan de cierta manera puede hacer que los clientes perciban el producto como más crujiente.
Pero todo tiene un límite, y el de las bolsas de patatas lo alcanzó el primer envase compostable de las Sun Chips. Dicen que sonaba a 95 decibelios, el mismo nivel que una moto circulando a siete metros.