La imagen que tenemos la de los vikingos es la de unos guerreros feroces, implacables y sanguinarios. Pero parece ser que no eran tan terribles como siempre se les ha descrito. O, al menos, no más que otros pueblos guerreros de la época. Eso es lo que ha relatado el historiador Mads Ravn en la publicación ScienceNordic.
Según el investigador, el mito sobre el horror causado por los vikingos surgió en el año 793, cuando una horda de guerreros saqueó el monasterio de Lindisfarne, en la actual Inglaterra. Practicaron el pillaje, y asesinaron a varios monjes. Y el relato de aquel suceso se repitió una y otra vez, hasta que la imagen de los vikingos como unos seres terroríficos, quedó grabado en el imaginario de toda la población.
De hecho, la imagen de los vikingos luciendo cascos con cuernos, fue creada por los monjes supervivientes de aquella matanza, que los retrataron como si fueran seres diabólicos.
Fue un hecho atroz, sin duda. Pero, según explica el historiador, no mucho peor que otros cometidos por otros pueblos.
Según Ravn los sajones invadieron las islas británicas siglos antes que los vikingos, y prácticamente exterminaron a los pobladores originales de dichos territorios, y casi hicieron desaparecer las lenguas célticas. Según el historiador, lo que hicieron, actualmente será calificado como una limpieza étnica.
Por el contrario, los vikingos, aunque realizaron saqueos y matanzas, también firmaron tratados de paz con los sajones, y llegaron a convivir con ellos en relativa armonía durante un largo período.
Es indudable que los vikingos eran un pueblo guerrero y violento. Algo habitual en aquellos tiempos. Pero parece ser que sus actos no fueron más terribles y destructivos, que los cometidos por otros pueblos contemporáneos a ellos.
Fuente: NordicScience.