Los gladiadores romanos se nutrían básicamente de prisioneros de guerra y criminales convictos. Aunque también hubo ocasionalmente hombres libres que abrazaron esta arriesgada profesión, mientras que para el resto era una condena.
En sus crónicas Plinio el Viejo cuenta que estos luchadores tomaban después de cada combate una bebida que contenía cenizas de plantas. Y un estudio realizado por especialistas de la Universidad de Viena, ha confirmado que efectivamente era así.
Los investigadores han analizado los huesos de varios gladiadores, hallados en las ruinas de Éfeso, una antigua ciudad romana situada en la actual Turquía, y han descubierto que sus niveles de estroncio y calcio son más elevados que los hallados en los restos de otros habitantes del lugar. Ese dato parece confirmar que, efectivamente, esas personas habían consumido habitualmente un tónico preparado con cenizas vegetales.
Pero, ¿qué propósito tenía tomar esa bebida? Parece ser que era debido a la creencia de que tenía poderes vigorizantes, y que ayudaba a que las heridas sanasen más rápido.
Los análisis también han revelado que los gladiadores de la ciudad seguían una dieta muy rica en vegetales.