«Todas estas personas fallecieron de manera sangrienta. Fueron muertes terribles». Así de contundente se mostró la arqueóloga Salima Ikram tras examinar detenidamente los restos de al menos 60 personas que han aparecido en una cueva egipcia, en unos acantilados cerca de Luxor. Sus cuerpos momificados estaban enterrados en la misma fosa, algo poco habitual para la época hace 4.200 años, lo que añade más misterio a lo que pudo suceder allí. El tipo de heridas indica que hubo una gran revuelta y que ellos pagaron con sangre el enfrentamiento. Este trabajo, desarrollado en su mayoría a finales de septiembre de 2018, ha formado parte de un documental de la PBS llamado «Secretos de los muertos: la hora más oscura de Egipto», y estas son las principales conclusiones.
La fosa en la que se han encontrado estos restos es la conocida como «Tumba de los guerreros» y se sitúa en Deir el Bahari (Egipto). Esta fue hallada en 1923, pero fue sellada al poco tiempo, así que resultaba muy interesante adentrarse en ella para conocer una parte muy cruenta de la historia de Egipto, alrededor del año 2150 a.C., donde las evidencias apuntan a un capítulo muy doloroso de la sociedad de la época. La imagen dibuja disturbios civiles, sangrientas batallas y escaramuzas que pudieron acabar con la vida de estos 60 hombres, cuyos cuerpos fueron momificados. Ikram tuvo que acceder a una cueva laberíntica llena de cámaras, en las cuales empezaron a aparecer restos de cuerpos que, por sus señales, habían sufrido duras heridas, traumas severos en la cabeza, cráneos perforados, flechas incrustadas en el cuerpo… Señales, al fin y al cabo, que sugieren que eran soldados fallecidos en batalla. De hecho, una de las momias aún tenía puesto un guantelete protector en el brazo, lo que demostraría aún más esta teoría.
¿Más pistas a tener en cuenta?
Una forma de evidenciar que durante esos años hubo grandes revueltas la encontramos en la tumba del faraón Pepi II, cuyo reinado de 90 acababa de terminar en la época que se cree sucedieron estas revueltas. El egiptólogo de la Universidad de Ginebra, Philippe Collombert, asegura que su sepulcro fue construido de manera espectacular durante su juventud, lo que sugiere que no había signos que indicaran un colapso civil en el horizonte. Pero, al parecer, al poco de ser enterrado el faraón, su tumba fue saqueada, un acto profundamente sacrílego que indicaría que la sociedad civil estaba levantándose en armas rechazando su figura divina.
Otro egiptólogo, en este caso español, Antonio Morales de la Universidad de Alcalá, aparece en el documental y también apunta al inminente inicio de una revuelta. De hecho, la tumba de un gobernador encontrada en la necrópolis de Qubbet el Hawa, contenía inscripciones que insinuaban un conflicto emergente entre diferentes facciones políticas, describiendo la perturbación social, la guerra civil, la falta de control por parte de una sola administración, así como la hambruna que habría acelerado este colapso social.
Podéis ver el documental aquí.
Fuente: Live Science