Nuestra relación con el dinero marca nuestra vida y la forma en que nos relacionamos, amamos o confiamos. Por eso, una traición financiera es, para una de cada cinco personas, más grave que la infidelidad física. Así se desprende de una encuesta realizada por la consultora Love&Money y publicada por CreditCards.com, cuya principal revelación es que casi el 20% de las personas mantiene oculta una cuenta de ahorro, tarjeta de crédito o cuenta corriente. Los millennials tienen el doble de probabilidades de cometer este peculiar engaño. Para más de la mitad de las personas que conviven con otra, la existencia de una cuenta de banco o tarjeta de crédito a sus espaldas es tan malo como engañar a alguien. Una de cada cinco lo asumiría incluso peor.
Es algo que corrobora también la fundación National Endowment for Financial Education (NEFE) que durante una década examinó el asunto de la infidelidad financiera en las parejas, lo que le permitió deducir que, efectivamente, es una de las causas más comunes en las crisis matrimoniales.
¿Qué razones hay para ocultar un dinero?
Según Ted Rossman, analista y autor del estudio de CreditCards.com, la idea que hay detrás de estos ahorradores furtivos es el deseo de poder hacer frente a una emergencia, la jubilación, un posible divorcio o la universidad de los hijos. Por otra parte, las deudas contraídas con una tarjeta de crédito y no informadas suponen un elemento doblemente pernicioso para la pareja. Además de implicar falta de diálogo, impide una correcta planificación. La clave para una buena armonía conyugal podría ser no hablar de compras y poder confiar en la persona que se tiene al lado. Mantener un grado de independencia y una distinción entre lo que es común y personal de cada uno es una decisión saludable, dice, pero dando prioridad al cumplimiento de las necesidades del hogar y de la familia.