Es la última moda: demostrar ante todo el mundo lo mucho que te gusta tu pareja, cuánto os queréis. Dejar patente en internet que tu relación es el súmmum ha conseguido reinventar las relaciones de pareja: mucho postureo, morritos unísonos, corazoncitos que vienen y van, y demasiado gusto por dar rienda suelta en público a la pasión. Todo es compartido de un modo compulsivo y con todo lujo de detalles, aunque estos sean anodinos, absurdos y muchas veces de pésimo gusto.

¿De verdad somos lo que compartimos? “Nuestra vida cotidiana se ha convertido en un inmenso plató de expresiones emocionales fáciles y de escasa contención”, reflexiona Josep Maria Farré, psiquiatra del Hospital Universitario Quirón Dexeus. Cada imagen es jaleada y reforzada por un público a quien realmente poco le importa. “Es un actitud”, añade Farré, “que refleja la desconsideración y el histrionismo exhibicionista, cada vez más arraigado y premiado. En las redes sociales prima demasiado la publicidad, más que la verdadera intimidad, y esto hace que se vea como normal este tipo de sobreexposiciones”.

No obstante, las muestras públicas de cariño pueden tener un componente positivo para afianzar la relación, siempre que el mensaje sea creíble. La psicóloga y sexóloga Nayara Malnero, fundadora de Sexperimentando.es, justifica las razones: “En una pareja no solo son importantes los sentimientos e impresiones que se tengan el uno del otro, sino que también tiene gran relevancia la opinión que tengan los demás. Los padres, los amigos, el entorno… Todos opinan y, queramos o no, sus opiniones nos calan hondo”.Malnero indica, además, que esas demostraciones de afecto públicas son un buen indicador para los demás de la solidez de la relación. “De hecho, tener un novio cariñoso es muy bien valorado por el público, sobre todo femenino, que te dirá la buena elección que has hecho con tu pareja”.

Publicar constantemente imágenes de la vida en pareja es síntoma de inseguridad y baja autoestima

Una investigación del Albright College determinó que las parejas que comparten su amor en Facebook y cargan a sus contactos con fotos en las que dan cuenta de su vida son más felices. Los investigadores encuestaron y vieron que las parejas de larga duración con más demostraciones de amor en público se sentían más satisfechas con su relación. Pero las redes sociales han conseguido que la esfera íntima y privada deje de serlo. Los demás opinan más y, generalmente, peor. Todo el mundo conoce tus intimidades y, cuando la relación decaiga, a nadie se le escapará. Este es uno de los efectos secundarios más dolorosos. Comienzan a surgir comentarios y habrá que dar explicaciones y excusas, borrar contenidos, bloquear personas…

Es el chismorreo de toda la vida, pero con un añadido: “Ahora ya no solo existe el cotilleo, sino que contamos con una megaplataforma donde publicar y difundir en corto tiempo información a todos los lugares del mundo”, dice la psicóloga. ¿Qué les depara en su relación a estos hombres y mujeres que, por otra parte, han sido calificados por las propias redes sociales como los tipos más detestables? Según Malnero, hay un momento claro que marca la línea roja de peligro: “Cuando estamos más pendientes de las redes sociales que de nuestra vida personal.Cuando tenemos que forzar conductas o situaciones para las fotografías. Por desgracia, es más habitual de lo que pensamos. La línea es muy fina, pero todos, quien más quien menos, sabemos reconocerla”.

Para la psicóloga británica Jessamy Hibberd, estas exhibiciones de zalamería realmente retratan inseguridad y una búsqueda desesperada de aprobación por parte de los amigos, muy arriesgada para su autoestima. Hibberd es autora de un estudio que constata la frustración de la gente más joven cuando ve que sus fotos pasan desapercibidas o no obtiene los likes deseados. Sus conclusiones confirman un estudio de la Universidad de Michigan que alertó del riesgo de este tipo de comportamientos en las redes que ponen contra las cuerdas nuestra autoestima.
Los españoles compartimos cada día unos seis millones de fotografías, una buena parte con nuestra pareja. Y no hay distinción de sexo, edad o grupo social. De acuerdo con un estudio de Samsung, los usuarios del área del Mediterráneo somos bastante más activos a la hora de compartir fotos de pareja.

No resulta extraño que los fabricantes de cámaras fotográficas reaccionaran de inmediato a la irrupción de las nuevas tecnologías incluyendo en sus dispositivos opciones de conexión vía WiFi o GPS para que los usuarios pudiesen publicar imágenes de gran calidad y también de manera inmediata.

Todavía estamos viviendo el momento de eclosión y los expertos esperan que el amor no sea el principal damnificado. Que, como advierte el catedrático de Psicología de la Universidad del País Vasco Enrique Echeburúa, por atender nuestra vida en pareja de cara al público no caigamos en un espejismo, donde los amigos no son realmente amigos y el contacto no pase la barrera de lo digital. El reto ahora es que ese modo fácil, instantáneo y económico de comunicarnos con nuestra pareja o de hacer alarde de nuestro amor no empobrezca el contacto o la interacción real. La diferencia entre amor y postureo.

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Los más empalagosos
Visten conjuntados. Tonos a juego siempre. Más que un vestidor, parece que compartieran una paleta cromática.
Hablan con diminutivos. Recuperan su etapa de bebés hablando del otr@ con apodos hiperglucémicos que dan vergüenza ajena.
Comparten todo. Hasta los momentos más íntimos del baño. Y no solo entre ellos, también con el resto de los mortales.
Llevan tatuajes a juego. Como si no fuera suficiente con combinar la ropa, también se visten iguales con “tinta permanente”.
Se hacen ‘selfies’, lo cual no es llamativo, sino que lo hacen en la cama y al instante van a las redes.

Los ‘selfies’ en pareja retratan al autor
Hombres y mujeres publican su relación en las redes sociales de modo muy diferente
ELLAS

  • La mujer agradece más la demostración en público de emociones y afectos de su pareja.
  • Generalmente rompen más la privacidad de la pareja.
  • Publican en sus redes sociales abundantes detalles de su vida familiar.
  • Las madres son las reinas del postureo y tienen sus propios códigos.

ELLOS

  • Entre ellos se han impuesto los ‘stakers’, la versión digital del cotilla. No comparten su vida, pero fisgan las ajenas y rastrean perfiles.
  • Alardean más de sus hazañas sexuales en términos de frecuencia, prácticas y variedad.
  • Para sus contenidos en las redes escogen momentos espontáneos y divertidos de la pareja.
  • Les gusta invitar a su pareja a un sitio de moda con el único fin de exponer su foto en Instagram o Facebook.

¿Quién no se ha preguntado alguna vez…

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… Qué busca este tipo de parejas?
En ocasiones, cuando la relación ha perdido intensidad, se persigue la excitación o emoción que les saca de la rutina. Pero lo más común es simplemente seguir la línea expansiva y poco discreta de las relaciones sociales.
… Dónde está el problema?
Según Josep Mª Farré, este tipo de conductas es una pista perfecta para reconocer los rasgos de ciertas personalidades que están constantemente a la caza de sensaciones extremas. También propicia conductas exhibicionistas y excesivamente explícitas.
… No es un magnífico abono para una persona controladora?
El mismo estudio que vinculó felicidad con Facebook detectó que las personalidades más neuróticas usan este tipo de exposición en las redes para mantener a su pareja controlada y gestionar sus contactos, mensajes y movimientos.
… Qué ocurre cuando se acaba el amor?
Es el momento en que uno sufre el efecto de la sobreexposición. Depende de la expansión y del uso que se haya hecho de los mensajes e imágenes a través de las irradiaciones posibles. En general, el impacto es negativo.

Redacción QUO