Para las empresas, contar con un equipo de trabajo honesto es sumamente importante. Alrededor del 85% de los trabajadores cree serlo, pero en la realidad las malas prácticas se repiten demasiado a menudo. Un trabajo de investigación publicado en el Journal of Applied Psychology delata que no estamos dispuestos a consumir demasiada energía en la tarea de la honestidad. La cantidad de esfuerzo que los trabajadores creen que se requiere para comportarse honestamente en el ámbito laboral podría tener un gran impacto en la toma de acciones deshonestas.
La autora principal, Julia Lee, de la Universidad de Michigan, dice que la investigación evaluó la prevalencia y el alto costo del fraude de los empleados. Según sus cálculos, el precio de la deshonestidad supera los 3,7 billones de dólares en todo el mundo. Es la cantidad que pierden las empresas a causa de la conducta desleal de sus empleados.
«Hay mucha investigación sobre si la moral y el comportamiento correcto obedecen a un acto premeditado o se trata de intuición moral», dice Lee y añade que es complicado saberlo. “Si un niño se está ahogando, la mayoría de las personas saltan sin pensar. Pero no hay que descartar que alguna gente requiera una sesuda deliberación consigo mismo hasta decidir qué es lo correcto».
Lee considera importante haber añadido el aspecto del esfuerzo a la investigación sobre la honestidad porque es crucial si se quiere comprender por qué hay gente que se comporta de manera deshonesta. Su equipo realizó tres estudios para evaluar la honestidad. Encontraron que cuanto más asocia un individuo la honestidad con el esfuerzo, más probabilidades tiene de ser deshonesto, pero solo si la tentación es fuerte, ya que, de algún modo, esto justificaría la trampa. Al equipo le ha servido para reflexionar sobre cómo se está impartiendo la ética en las escuelas de negocios.