Puede que el deporte más exigente que hayas practicado sea levantarte del sofá, pero si a los 40 años, aún a los 50 o cuando cumplas 60, las ganas de practicar una rutina física te invaden, puede que no sea demasiado tarde. Esa es la conclusión de un estudio reciente publicado en JAMA. En el estudio, un equipo liderado por Pedro F. Saint-Maurice analizó de qué modo los patrones de actividad física desde la adolescencia (15 a 18 años) hasta la edad adulta tardía (40-61) se asociaban con una peor salud física o, directamente, con el riesgo de morir. Para ello utilizaron datos de 315.000 adultos.

Los resultados sugieren que mantener la actividad física desde la adolescencia hasta la edad adulta avanzada se vinculaba con un menor riesgo, algo que resulta bastante obvio. En estos casos el riesgo se reducía entre un 29 y un 36% .La sorpresa llego cuando se analizó a aquellos que habían permanecido inactivos casi toda su vida, pero comenzaban a hacer ejercicio muy tarde, por ejemplo entre los 40 y los 61 años. En este caso el riesgo de mortalidad se reducía entre un 32 y un 35%.

Juan Scaliter