La sensación de tener una rana en la garganta cuando uno empieza a hablar es más habitual de lo que parece y el motivo podría ser el estrés. Igual que lo es, en muchas ocasiones, del tartamudeo repentino o de falta de control de la voz. Un estudio piloto en la Universidad de Missouri aporta detalles sobre este fenómeno y amplía con sus hallazgos la Teoría de los Rasgos de los Trastornos de la Voz que a menudo se usa en el diagnóstico de problemas.
Los investigadores descubrieron que las activaciones cerebrales inducidas por el estrés podrían conducir a trastornos de la voz como la disfonía de la tensión muscular, que ocurre por una tensión muscular excesiva o alterada en la caja de la voz y alrededor del mismo, lo que cambia el sonido o la sensación de la voz.
«Para muchos, hablar en público puede ser una situación estresante», dice Maria Dietrich, directora del Laboratorio de Control y Bienestar Vocal la Universidad de Missouri. “Sabemos que el estrés puede desencadenar cambios fisiológicos como la tensión muscular y que pueden afectar nuestro habla. Los nuevos hallazgos ayudarán a los investigadores a comprender mejor la relación entre el estrés y el control vocal y nos permitirán identificar las activaciones cerebrales que afectan las voces para identificar mejores tratamientos para los trastornos «.
Para el estudio, se les pidió a las mujeres jóvenes preparasen un discurso improvisado de cinco minutos sobre por qué eran las mejores candidatas para un trabajo. Una prueba previa de preparación del habla sirvió como factor estresante. Los investigadores recolectaron muestras de saliva para detectar el cortisol, la principal hormona del estrés del cuerpo en varios intervalos durante el todo el proceso. Tomaron también imágenes de resonancia magnética para observar la activación cerebral y su impacto en el habla.
Dietrich encontró que había diferencias en las activaciones cerebrales inducidas por el estrés relacionadas con el habla. Los participantes que tuvieron respuestas de cortisol más altas también mostraron actividad cerebral que afectó la región de la laringe en el cerebro y tuvieron puntuaciones más bajas en aspectos de la extraversión. Los resultados aparecen en Brain Imaging and Behavior.
«Nuestros hallazgos son consistentes con las teorías de los rasgos vocales relacionados con la personalidad», afirma Dietrich. «Aquellos que son más introvertidos tienen más probabilidades de tener reacciones de estrés que involucran al habla y sus cerebros están registrando ese estrés, lo que podría afectar su control vocal». La experta aconseja, para hablar en público de forma exitosa, no pensar que se está juzgando al orador, respirar profundamente, sonreír y admitir que sentirse nervioso es natural.