Lo siento, pero usar tu raquítica manguera para «vaporizar» agua no va a crear nieve. ¿Por qué no? El problema, en una palabra, es el polvo. La nieve natural se forma en la atmósfera superior donde minúsculas gotas de agua se adhieren a los cristales de hielo o a motas de polvo y el agua líquida muy fría se transforma en hielo sólido. Esta «nucleación» imprescindible del hielo y el polvo es el ingrediente secreto que le faltaba a tu bricolaje para hacer nieve, asegura Matthew Pittman, fabricante de máquinas de nieve SNOWatHOME de Connecticut. «El agua no se congelará hasta que no entre en contacto con el suelo», explica. Y entonces solo será hielo, no la suave y sedosa nieve que queremos.
Las máquinas profesionales para hacer nieve, que usan una mezcla patentada de partículas nucleadas (básicamente, polvo y bacterias especialmente diseñadas), necesitan 568 litros de agua por minuto para que las colinas de nuestra estación de esquí favorita estén cubiertas de polvo blanco. Una manguera normal arroja unos nimios 23 litros por minuto.
Redacción QUO
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