La respuesta es sencilla: te ponen la música tan alta que ni te enteras de lo que bebes o comes. En 1985, un estudio de la Universidad de Fairfield en Connecticut, descubrió que la gente comía y bebía más rápido cuando la música de fondo se aceleraba de 3,83 a 4,4 bites por minuto.
Además, cuando el volumen era de 72 decibelios la gente pedía una media de 2,6 bebidas y tardaba 14,5 minutos en acabarse cada una, pero cuando el volumen se subía a 88 decibelios, los clientes pedían una media de 3,4 bebidas y tardaban solo 11,5 minutos en beberse cada una. Vamos, que si el bar pone rockabilly, ska o “chunda chunda” podemos salir del local algo afectados.
Publicada en la sección #Quonectados Nº 204 de @QuoRevista
Redacción QUO
La clave está en cuánto somos capaces de predecir de la pieza, y hasta qué…
Un nuevo estudio prevé un fuerte aumento de la mortalidad relacionada con la temperatura y…
Los investigadores ha descubierto un compuesto llamado BHB-Phe, producido por el organismo, que regula el…
Un nuevo estudio sobre la gran mancha de basura del Pacífico Norte indica un rápido…
Una nueva teoría que explica cómo interactúan la luz y la materia a nivel cuántico…
Pasar dos horas semanales en un entorno natural puede reducir el malestar emocional en niños…